Murió Ramona Bustamante, la campesina que defendió su tierra hasta el final
Nació y vivió en un campo del norte cordobés. Desde hace 20 años, dos empresarios agropecuarios intentan quedarse con su tierra. Derrumbaron su casa. La justicia quiso desalojarla tres veces. Ella no lo permitió y se trasformó en emblema de la vida digna.
En Las Maravillas, el campo del noroeste cordobés donde nació, vivió y luchó para no ser desalojada, murió hoy Ramona Bustamante, campesina y símbolo de la resistencia de quienes sufren desde hace décadas el avance del monocultivo.
El 6 de abril había cumplido 95 años, bajo amenaza de un nuevo desalojo ordenado por los tribunales de Deán Funes. Era el tercer intento de sacarla de su campo que hacía la jueza Emma Del Valle Mercado, desde que en 2004 dispuso por primera vez un desalojo para entregarle las tierras a los empresarios agropecuarios de Oncativo Edgardo y Juan Carlos Scaramuzza, que ambicionan esas 150 hectáreas.
Antes, el 30 de diciembre de 2003, topadoras custodiadas por policías derribaron la casa de material que la anciana y su hijo Orlando habían construido para vivir. La losa, los escombros de esa construcción todavía siguen ahí como un símbolo.
En marzo, un equipo de Ciudad U visitó a la anciana. “Qué va pedir para su cumpleaños”, preguntó el cronista. “Salud, que me de la salud Dios y me de la tierrita”, contestó la mujer. "A los empresarios les diría que son unos sin vergüenza", dijo.
Doña Ramona nació en Las Maravillas, a pocos kilómetros de La Dormida, y allí crio primero a sus cinco hermanos, cuando su mamá se fue, y después a sus hijos Orlando con quien vivió hasta el final.
Ramona tenía 16 años cuando perdió a su madre. Su padre formó otra familia. Los problemas por la tenencia del campo comenzaron en la década de los 90. Una vez que murió su padre, su segunda pareja, con quien tuvo tres hijos, abandonó el lugar llevándose las escrituras. Al tiempo vendió el inmueble a unas personas en Oncativo, pero sin incluir a Ramona como heredera, la única de toda la familia que siempre vivió y trabajó en ese territorio.
Ramona murió acompañada de su hijo Orlando. Hasta el final, estuvieron Victoria Gauna, su abogada, y la comunidad del Movimiento campesino de Córdoba (MCC). La causa por la tenencia de su tierra fue apelada y pasó por la Cámara Civil y Comercial de Deán Funes. Podría llegar a tribunales nacionales e internacionales.
"Murió sin una respuesta del Estado" dijo hoy a www.cba24n.com.ar su abogada.