A los 36 años, Dani Alves decidió dar un cambio brusco en su carrera. Del Barcelona superganador, pasando por la Juventus y el PSG, quedó liberado y arregló sorpresivamente con el San Pablo. Era el desafío de volver a jugar en su país y fue recibido a lo grande. Este domingo, en su debut, con la 10 en la espalda, se dio el gusto de convertir el 1-0 contra el Ceará, por el Brasileirao. El San Pablo no juega Libertadores ni Sudamericana, y pelea en los primeros lugares del torneo brasileño detrás del Santos de Sampaoli. Dani Alves destrabó un partido chivo después de una jugada que arrancó Juanfrán, que llegó del Atlético de Madrid del Cholo Simeone: pescó un rebote y, dentro del área, definió cruzado para el 1-0. El Morumbí estuvo lleno para verlo especialmente a él, elegido como la figura del partido: "Tengo un sentimiento de satisfacción. Cuando llegué acá hablé de los torcedores, fue un momento muy feliz. Por la dedicación, la entrega y la lucha del equipo. El premio individual no dice mucho, sufrimos como equipo cuando tuvimos que sufrir y generamos situaciones de gol", dijo el crack después del 1-0. Y analizó: "Este equipo tiene mucho para crecer, con muchos jóvenes. Tenemos que ser un equipo sólido, sin vergüenza de dar un paso atrás para fortalecerse. Y paso a paso vamos a ir consiguiendo los objetivos".