Inglaterra goleó a Bulgaria en las eliminatorias para la Eurocopa 2020, pero el resultado que casi sella la clasificación del equipo británico, no ha sido el rasgo más distintivo del partido jugado en Sofía. Lo sucedido en las tribunas ha generado la primera reacción en la Federación de Bulgaria.

Con el partido ya sentenciado al descanso (0-4), el protagonismo inesperado recayó en los insultos racistas y gritos de mono proferidos por una parte de la afición local hacia los jugadores ingleses, lo que motivó la interrupción del partido en dos ocasiones.

Previamente, y conforme al protocolo de la UEFA, desde la megafonía del estadio se hizo un llamamiento a la calma. Tras comprobar su nulo efecto, el árbitro estuvo a punto de detener el partido y enviar a los dos equipos a los vestuarios.

"El presidente de la BFU, Unión Búlgara de Fútbol,  Borislav Mihailov renunció y presentará su dimisión a los miembros del Comité Ejecutivo en la reunión del viernes. Su posición es consecuencia de las tensiones recientes y de un entorno que va en detrimento del fútbol búlgaro y de la BFU", confirmó el organismo en un comunicado.