¿Argentina jugará con tres delanteros esta noche ante Brasil? ¿Entrará al ruedo a pelear palo a palo por el triunfo? ¿O tendrá una actitud un poco más conservadora que la ofrecida en anteriores partidos de la Copa América.

Nada contundente y específico dijo Lionel Scaloni al respecto. Sólo desdijo lo que a modo de versión circuló poco tiempo después de consumado el triunfo ante Venezuela.

El entrenador no anduvo con vueltas. "El único confirmado es Aguero", quien agregó que el dato lo aportaba para neutralizar la especulación periodística sobre el posible ingreso de Ángel Di María por el delantero de Manchester City.

Y nada más señaló sobre cómo encarará una nueva edición de uno de los clásicos de más prestigio del fútbol mundial. Pareció, con esa expresión, ratificar su confianza, consolidar su respaldo a las piernas y al poder de definición del "Kun", algo que sólo apareció cuando en el final del encuentro ante Qatar, una carrera con la pelota al pie como las que hace en Inglaterra, terminó en un bonito gol.

El cruce a la prensa de Scaloni no debe neutralizar el buen sentido de la especulación. ¿Por qué no pensar en Di María como cuarto volante en una zona en la que Brasil constituye su mayor fortaleza? ¿De Paul, Paredes y Acuña serían lo suficiente como para frenar el ímpetu, el buen toque y la habilidad de William, Casemiro, Arthur y Philippe Coutinho? ¿Ellos, nada más que los tres serían un filtro resistente a la ambición del Scratch? ¿O necesitarán la ayuda de "Fideo" o por qué no la de Guido Rodríguez o la de Guido Pizarro para frenar el temporal si es que los brasileños pasan de la audacia y el ímpetu a la inspiración?

Scaloni tiene el secreto bien guardado. En el fondo sólo parece saber, como todos, que el asunto viene difícil, que habrá que arremangarse y trabajar como nunca y que si Messi lo quiere, todo puede ser más fácil si él lo decide.