Vivimos tiempos fugaces, a todo nível. Aplica a la vida, no solamente al deporte o al fútbol. Todo debe explicarse en un presente continuo. La Selección Argentina vive al borde del abismo, desde hace un tiempo.

Sucedió en las eliminatorias para el Mundial de Rusia. Llegamos exigidos al partido con Ecuador, para poder clasificar. Pasó en la fase de grupos de la misma competencia. Debimos vencer a Nigeria para acceder a los octavos de final. Y ocurrirá también el domingo, cuando el equipo de Scaloni tenga la obligación de ganar al invitado Qatar, para seguir en la Copa América de Brasil.

Quienes amamos la historia, nos ayuda a comprender el presente y alumbra el futuro, que en el caso del fútbol, siempre es díficil de poder imaginar. Pero hay un síntoma circular, que se repite como tragedia deportiva: más allá del rival o competencia, nuestro fútbol camina en la cornisa.

La regresión es tan elocuente, que necesita ser ignorada, para caer en el magnífico reduccionismo de culpar a uno de los jugadores más importantes de la historia del fútbol. Messi es el nombre propio, pero si se hubiera llamado Mongolito Flores, también hubiera aplicado.

Después la ligaron, los jugadores de su generación, el "Club de los amigos". Allí destacó Javier Mascherano. Tres finales consecutivas pérdidas, los estigmatizó. Perdedores seriales que no podrán ganar nunca nada importante con la camiseta de la Selección. Higuaín no es el formidable goleador que se cansó de romper redes en lo más alto del fútbol de Europa, e incluso, en la albiceleste; se convirtió en Meme, en caldo de cultivo de las redes sociales.

Hasta Gerardo Martino, fue consderado un fracasado por caer por penales en dos finales continentales frente a Chile.

La desmemoria colectiva es otro deporte predilecto del país, que excede al fútbol. Vamos a imaginar, por algunos minutos, que el fútbol argentino es un Tabula rasa. Que no existió una època de oro, desde 1975 al 2007.

Que no ganamos dos Copas del Mundo. en 1978 y en 1986. Que los técnicos de esos procesos, no duraron 8 años en su cargo.

Que no ganamos 6 campeonatos del mundo con la Selección juvenil categoría Sub 20, 1979, 1995, 1997, 2001, 2005 y 2007.

Que no ganamos dos Copas Américas en 1991 y 1993. Y que no fuimos subcampeones en el 2004, 2007, 2015 y 2016.

Que no conseguimos por primera vez, la medalla de oro en los Juegos Olímpicos en el 2004 y 2008.

Pensemos también, que lo anteriormente expuesto, forma parte del imaginario popular o de la literatura fantástica. Total, imaginar u olvidar, no cuesta nada.

Por Mariano Marchini