Este miércoles se conoció que el diputado del PRO, Gerardo Milman presentó un proyecto para concertar una consulta popular y así conocer el sentimiento de los votantes respecto de la Ley Ómnibus.

Cabe recordar que la misma fue bajada de su tratamiento por el Gobierno tras una bochornosa derrota en el Congreso.

Un plebiscito de esta características choca de lleno con la idea del gobierno de que “no hay plata” pero ¿cuánto le costaría a las arcas del Estado?

El sistema que se utiliza para un plebiscito es el mismo que se implementa para las votaciones generales. Las únicas dos diferencias que implicarían un costo algo inferior a los que demandó el armado de los últimos comicios está, en primer lugar, en la cantidad de boletas a imprimir. 

En el caso de un plebiscito solo es entre el sí y el no, a diferencia de las elecciones, que requieren impresión de las boletas de las diferentes fuerzas. La otra diferencia es que el escrutinio se haría con menos gente, pero el resto de los costos son prácticamente idénticos a una elección general. Así, las cifras se ubican entre 25.000 y 30.000 millones de pesos, teniendo como referencia el gasto de las últimas elecciones.

Para la realización de un plebiscito se deberían garantizar casi 105.000 urnas, el Correo Argentino debería transmitir un total de más de 106.000 telegramas, más de 17.000 locales de comicios y de 1.100 sucursales electorales habilitadas. En los últimos comicios solo el Comando Electoral movilizó más de 85.000 efectivos para garantizar la seguridad de todo el proceso y el número asciende drásticamente con las autoridades de mesa y empleados en el Correo, encargado de la transmisión.

La utilización de una consulta popular es tan excepcional que la última vez que se hizo en el país fue el 25 de noviembre de 1984, durante el gobierno de Ricardo Alfonsín. Fue en tren de definir si se aceptaba o no el Tratado de Paz con Chile por el Canal del Beagle y la respuesta de la población fue a favor de la respuesta pacifista.

Fuente: Cba24N y La Nación.