Las que en esta pandemia han sido “personas de riesgo” por mayoría de edad recuerdan claramente jornadas del pasado de calor bochornoso, de pavimentos derretidos, de sequías espantosas o diluvios cuasi universales.

Con menos “nomenclatura” para describirlo (por ejemplo, la sensación térmica no fue popular en Argentina hasta 1978) pero con imborrables vivencias de aplastantes canículas.

Entonces, la ola de calor de estos días, las inundaciones de 2015, la sequía del Paraná, los inextinguibles incendios ¿tienen o no relación con el calentamiento global? ¿Presenciamos un fenómeno excepcional que no se repetirá en décadas o estamos ante una “nueva normalidad del clima”?.

El climatólogo Leandro B. Díaz hace pocos días planteó la cuestión en un muy detallado hilo en Twitter.

Tweet de Leandro B. Diaz


Lo primero que revisa en este hilo es lo sucedido con las temperaturas en nuestro país, con el registro del Servicio Meteorológico Nacional: en promedio las temperaturas en el país han aumentado considerablemente en las últimas décadas y los años más cálidos son posteriores al 2010.

Las variaciones respecto a la temperatura promedio en Argentina aumentaron en las dos últimas décadas. Gráfico: SMN
Las variaciones respecto a la temperatura promedio en Argentina aumentaron en las dos últimas décadas. Gráfico: SMN

Pero inmediatamente aclara que esto no significa que año a año la temperatura está aumentando. Ahí juegan muchos factores como por ej. fenómenos naturales como El Niño o La Niña que pueden tener influencia. 

Lo cierto es que al observar el mapa nacional de los promedios de temperatura, aunque haya décadas en que las temperaturas promedio bajaron respecto de las anteriores (por ejemplo la del 70) que los mapas cada vez están más rojos evidencian el calentamiento global del país.

¿Y esta ola de calor?

Primero que nada, Díaz nos aclara que este tipo de eventos constituyen lo que se conoce como fenómenos extremos, es decir aquellos que están en la cola de la distribución estadística: mientras más extremo es el fenómeno menos posibilidades de ocurrir tiene, es decir ocurrirá una vez cada muchos años.

Para ilustrarlo de un modo más casi cinematográfico, Díaz nos recuerdo lo que pasaba en Buenos Aires en 1957 con imágenes del Archivo General de la Nación: Sucesos Argentinos reflejaba los 43,3 °C que marcaron un récord. 

Tweet de Archivo General de la Nación

El aumento de eventos extremos cálidos es algo que se observa en casi todo el mundo y que puede ser atribuido a la acción humana como muestra el mapa esquemático del Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. 

Hay 42 regiones del mundo que se calentaron respecto a 1950 y ninguna se enfrió. Gráfica: IPCC VI Informe
Hay 42 regiones del mundo que se calentaron respecto a 1950 y ninguna se enfrió. Gráfica: IPCC VI Informe

La pregunta de fondo

Entonces, ¿podemos atribuir una ola de calor en particular al calentamiento global?

Díaz nos recuerda que si se quiere formular correctamente la cuestión, en base al conocimiento científico disponible, la pregunta debería ser “¿qué tanto más probable es su ocurrencia por que el planeta se esté calentando? (en comparación con un mundo hipotético sin ese calentamiento)”

Y en respuesta cita estudios internacionales y también en Argentina, donde investigadores del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera hicieron un estudio de este tipo sobre la muy extensa ola de calor de Diciembre de 2013, que tuvo 18 días de duración.
En ese caso, pudieron concluir que el evento tuvo 5 veces más chances de ocurrir en el mundo actual que en el mundo sin calentamiento global.

Conclusiones

Aunque haya que insistir en que fenómenos propios de la variabilidad climática natural como el fenómeno de La Niña, que está ocurriendo actualmente, contribuyen a generar condiciones más propicias para el desarrollo de la actual ola de calor, las olas de calor (cada una de ellas) se están haciendo más intensas producto del calentamiento global.

Decir específicamente que “esta ola de calor” es producto del calentamiento global requiere el uso de modelos, motivo por el cual la respuesta definitiva podrá conocerse en un par de años (o menos aún).
En todo caso, lo más importante es el corolario con el que Díaz cierra su hilo: 

Tweet de Leandro B. Diaz