Los camiones llegan a la colina marrón como un ejército de hormigas gigantes, trepan a la cima y descargan la basura sin ninguna ceremonia. Lo que sucede más tarde distingue al relleno sanitario de Buenos Aires (CEAMSE) de la mayoría de los demás en América del Sur: el metano que se filtra de la basura es convertido en energía.

Norte III, un sitio de unas 500 hectáreas cuyas montañas de basura no puede ignorarse cada vez que se transita el “Camino del Buen Ayre” en el oeste del Gran Buenos Aires, recientemente activó una nueva central eléctrica que funciona con gas que fluye desde el subsuelo de la colina a través de tuberías del grosor de un árbol. 

Los cinco megavatios generados por el Ceamse  “apenas” alcanzan para abastecer unos miles de hogares, pero representan una enorme victoria en la campaña mundial contra el metano, que acaba de cobrar mayor impulso después de ser uno de los pocos temas de acuerdo en la cumbre climática de las Naciones Unidas en Escocia (COP26).

Es que precisamente en una cumbre en que la declaración final no convenció a nadie, más de 100 países anunciaron su compromiso para poner en marcha mecanismos de reducción de este poderoso gas de efecto invernadero, cuyo efecto de calentamiento es unas 80 veces superior al del anhidrido carbónico (CO2).

El gas de vertederos representa una quinta parte de las emisiones de metano en el mundo, según un informe de este año de la Climate & Clean Air Coalition y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. 
Los procesos de captura vienen aumentando en países como México, Francia y Tailandia para alimentar la producción de energía, y en los EE. UU.  alrededor de 500 vertederos de basura producen energía a partir de metano. 

El metano que se elevaba desde la colina conocida como módulo D se convirtió en un punto caliente global, con alimentos y otros restos orgánicos en descomposición, capaces de crear una columna tan densa que podía verse desde el espacio, según una imagen de junio de la firma de geoanálisis GHGSat.

Concentración de metano sobre el relleno sanitario Norte III en Buenos Aires el 19 de junio de 2021.Fuente: GHGSat
Concentración de metano sobre el relleno sanitario Norte III en Buenos Aires el 19 de junio de 2021.Fuente: GHGSat

Se necesita menos de un año desde que la basura orgánica llega a un vertedero para que las bacterias la digieran y produzcan metano. Luego, los pozos y los sopladores lo extraen para producir electricidad, combustible para vehículos o incluso gas para tuberías. La técnica se ha utilizado de forma confiable durante décadas.

En América del Sur, el proceso ha tenido un éxito irregular y Buenos Aires es uno de los ejemplos más claros de progreso sostenido de la región. “Argentina lidera el camino junto con Brasil y Chile”, dijo Marcelo Rosso, jefe de nuevas tecnologías y control ambiental de Ceamse, que recibe alrededor del 85% de los residuos de Buenos Aires. 

Los proyectos de energía a partir de gases de vertederos no pueden implementarse sin soporte financiero. De hecho, según informa la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. “La tendencia global fuera de los EE. UU. ha sido una disminución en el número de proyectos de gas de relleno sanitario sin fuertes incentivos financieros”, como recoge la agencia Bloomberg en la nota que le dedicó al tema.

El notable ejemplo del CEAMSE sin duda contrasta con el reciente anuncio del Ministerio de Agricultura de Argentina junto a las asociaciones ganaderas que implicaba un plan de aumento en la producción vacuna sin ninguna referencia a las emisiones asociadas a la actividad.

El Proceso del Ceamse. 

En el ente que se ocupa de los residuos de más de 15 millones de habitantes, comenzaron a investigar la captura de metano a fines de la década de 1990, cuando los líderes mundiales firmaban el Protocolo de Kioto para comprometerse a reducir las emisiones.
Ceamse, propiedad conjunta de la CABA y la provincia de Buenos Aires, finalmente puso en funcionamiento sus primeras plantas de relleno sanitario en 2012. 

La colina liberó metano durante varios meses mientras Ceamse preparaba la planta, pero ahora se obtiene metano de las tres cuartas partes del enterramiento. El resto aún no se puede desgasificar mientras los camiones continúan entregando 13,000 toneladas diarias de residuos.

Solución incompleta

Hay un problema con la generación de energía a partir de gases de vertedero. Solo el 40% del metano se puede capturar y canalizar a las plantas. Y adicionalmente, cuando se quema este metano, se produce dióxido de carbono: ese 40% de gases termina resultando 80 veces menos “calentador” del ambiente. 
En última instancia, los ambientalistas creen en una solución diferente: generar mucho menos metano en los vertederos.

Pero se trata de un cambio más complejo porque eso requiere un cambio de comportamiento. En lugar de tirar la comida, que constituye aproximadamente la mitad de la basura que producen los hogares en Argentina, deberían establecerse programas de recolección diferenciada, que permitan utilizarla en la producción de abonos u otras formas de recuperación.