Juan Mayorga nació en Madrid en el año 1965. En 1988 se licenció en Filosofía y Matemáticas. Siempre tuvo pasión por la escritura dramática y en el año 1993 funda con otros dramaturgos el Teatro del Astillero en el que desarrollará gran parte de su obra. Es autor de numerosos textos teatrales traducidos en decenas de idiomas y representados en todo el mundo.

El Premio Princesa de Asturias, desde su creación en 1981, ha recaído sólo en dos dramaturgos: Francisco Nieva (1992) y Arthur Miller (2002). Parece que el 2 al final de la fecha es el número de la suerte para el teatro. Aunque también es válido aclarar, esperamos ansiosamente que se lo lleve una dramaturga pronto (2032?)  

Con Juan Mayorga gana también la literatura dramática española. El jurado le concedió el premio por «la enorme calidad, hondura crítica y el compromiso intelectual de su obra: acción, emoción, poesía y movimiento. Por renovar la escena teatral española, dotándola de una preocupación filosófica y moral que interpela a nuestra sociedad al concebir su trabajo como un teatro para el futuro y para la esencial dignidad del ser humano.»

Mayorga es uno de los dramaturgos que más insiste en que el teatro es un arte político al menos por tres razones: porque se hace en asamblea, porque su firma es colectiva y porque es el arte de la crítica y la utopía. Examina cómo vivimos e imagina otras formas de vivir.

Al enterarse de la noticia Mayorga dijo: “Este premio no me lo merezco pero voy a intentar merecérmelo. Los premios no te los dan tanto por lo que has hecho sino por lo que has de hacer.”

En su libro Elipses Juan Mayorga piensa al teatro de una manera única:

"En el teatro, así como en el sueño, uno puedo encontrarse con lo que teme ser; con lo que quiso ser y no pudo ser; con lo que pudo ser y no se atrevió a ser. Como del sueño, del teatro no deberíamos salir más seguros, confirmados en lo que éramos, sino más inseguros y sabios. EL MEJOR TEATRO NOS PONE EN PELIGRO. Deberíamos hacer teatro de modo que de él huyesen los cobardes.”

También reflexiona sobre el vínculo que se establece entre el escenario y la platea:

"¿Puede el teatro transformar el mundo? Hay que hacerlo como si pudiera. En todo caso, no sabemos cómo sería un mundo sin teatro. En todo caso, no descartemos que un ser humano, al encontrarse con el teatro, se transforme. No despreciemos al ser humano. (…) El teatro se debe al espectador de otro modo que el del comerciante a su clientela. Ha de defraudar sus apetencias –de inocencia, de sentimentalismo, de pornografía-. Ha de desobedecerlo y desafiarlo. Ha de escuchar y ser intransigente. El mejor teatro respeta al espectador: espera algo de él. No se conforma con entretenerlo. Se parece al hacha de Kafka –“Un libro habría de ser como un hacha que rompiese el mar de hielo de nuestro interior”- o la pistola de Dickinson –“Si tengo la sensación física de que me levantan la tapa de los sesos, sé que eso es poesía”- .Hay que hacer un teatro para un espectador que todavía no existe.”

Las actrices y los actores también tienen su apartado en el pensamiento de Mayorga:

"Con la complicidad del espectador, el actor le da a examinar la vida; la que vive y otras que podría vivir. El actor debería aspirar a que se dijese de él lo que un crítico afirmó sobre Shakespeare: que era lo menos egoísta que se puede ser, porque no era sino todo cuanto eran los demás o todo cuanto podían llegar a ser. (…) Los buenos actores trabajan en un margen estrecho. Saben que, por debajo de cierto umbral de complejidad, la imaginación se aburre; que, por encima de otro umbral, la imaginación se extravía. El trabajo de los buenos actores es tan complejo que el espectador no puede sino desear verlos más y escucharlos más; tan sencillo que el ojo no se cansa de verlos, ni el oído de escucharlos.

El conocimiento de cómo operan el ojo y el oído del espectador, su imaginación y su memoria, es la llave del asombro que puede provocar el teatro cuando pone en escena la vida, cuando la hace visible en su extrañeza. Los mejores actores son dueños de esa llave."

En el 2019 Mayorga ingresa como miembro de la RAE (Real Academia Española) y su discurso de aceptación, al que tituló SILENCIO, dio vueltas al mundo: “Ocurre que el silencio puede, en un escenario, representar el tiempo. En el escenario, cuando todo calla, oímos el paso del tiempo."

Lo encuentran aquí completo: https://www.rae.es/sites/default/files/Discurso_ingreso_Mayorga.pdf

Juan Mayorga es un enorme dramaturgo y docente, generoso, apasionado, cálido, una pieza vital para pensar el teatro del Siglo XXI, siempre activo, creando y pensando. Las matemáticas y la filosofía se cuelan en su escritura y la jerarquizan. Es una alegría para la inmensa comunidad del arte teatral (y de la cultura) que se visibilice su pensamiento, su escritura, que se premie con él a la imaginación, al encuentro y la utopía.