Alejandro Covello es el autor del libro "Batallas aéreas", un libro que habla sobre aviación, política y violencia en Argentina entre 1910 y 1955. Además de ser cronista e investigador, Alejandro Covello es aviador militar, es decir que del tema sabe.

Su investigación comenzó con el histórico y trágico Bombardeo de la Plaza de Mayo, el 16 de junio de 1955, al que calificó como "un hecho único" debido a que acontecimientos así en la historia solo se dan en contextos de guerra, ya sea entre países o civiles.

Desde ese hecho comenzó a indagar sobre el origen de ese ataque. Represiones, violencia institucional y ataques a la población de un mismo país, todo eso pero intentando buscar similitudes en un factor: la utilización de la aviación como elemento preponderante en los ataques.

Así fue como se encontró con la masacre de Napalpí, cuyo juicio finalizó este jueves con el reconocimiento de la Justicia como un crimen de lesa humanidad.

"Hay cientos de víctimas pero no hay victimarios porque han muerto, pero al menos la verdad y la justicia nos van a llevar al respeto por las víctimas de las comunidades aborígenes, el reconocimiento y que sea una verdad histórica", expresó Covello en Subversiones por FM 102.3

Alejandro Covello (foto: Ecosur)
Alejandro Covello (foto: Ecosur)

A su vez, algo más de especial tenía ese brutal ataque a la población aborigen de la provincia de Chaco: el hecho de que el avión utilizado originalmente no tenía fines militares sino de guerra. Así lo relató:

"En 1924 estaba el Aeroclub de Chaco, que era una institución civil, y el ejército argentino en 1923 le había cedido un avión pero con la misión de fomentar la aviación civil y formar a futuro aviadores civiles, no era una misión militar ni mucho menos"

Sin embargo, Fernando Centeno, gobernador de la provincia en aquel entonces, tenía diferentes planes. Entonces, cuando comenzó a planificar la brutal represión le solicitó la aeronave al Aeroclub de Chaco.

Es así que una asociación civil brindó un avión para fines militares. Covello explicó que el avión tenía el objetivo de identificar a los aborígenes y lograr ubicarlos:

"El avión arrojó caramelos como señuelo, como quien va de pesca, de caza"

"Imaginate en 1924 sobre una comunidad aborigen un avión volando habrá sido algo mágico y tiraba caramelos que también era algo mágico para ellos, y salieron los niños obviamente y detrás las madres", relató.

Una vez identificados los lugares donde se encontraban los aborígenes, avanzaron tanto las fuerzas policiales, las gendarmes y los civiles armados que ejecutaron la masacre.

Este hecho para Covello fue el último eslabón de la cadena que concluyó con el trágico Bombardeo de la Plaza de Mayo:

"Es un hecho fundante en la historia de la aviación argentina porque por primera vez se utiliza el artefacto avión con armamento de guerra sobre nuestro territorio y sobre ciudadanos que habitan nuestro territorio"

El cronista e investigador declaró en el juicio por la verdad finalizado recientemente y, en ese sentido, rescató el valor del poder hablar y contar la verdad: "Tuvimos que transitar mucho tiempo para poder hablar, después de la masacre de Napalpí los sobrevivientes no le querían contar a sus hijos lo que había pasado porque temían por la vida de ellos y también le fue quitada la lengua porque no los dejaban hablar en su idioma."