El salario de los estudiantes universitarios aumenta un 7% cuando se reciben, concluyó un estudio del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI).

Este porcentaje varía con la carrera elegida. En las ciencias sociales este valor es de 12%, mientras que se reduce a 8% en las ciencias de la salud y a 6% en las humanidades. En ciencias aplicadas, el efecto es de 6% en mujeres pero nulo en varones, lo que llama la atención sobre posibles brechas de género en estas carreras, típicamente muy masculinizadas.

También influye el sector productivo en que se inserte el trabajador. El sector minero-hidrocarburífero es el que mejor recompensa los títulos universitarios (14%), seguido por la industria manufacturera (10%) y los servicios profesionales (8%). En algunos sectores pequeños, como cultura o servicios inmobiliarios, no hay evidencia de un efecto salarial de la graduación.

"Este resultado debe ser entendido como un “valor credencial”, ya que el título ofrece al mercado laboral información sobre habilidades y esa información tiene valor económico, que se traduce en mayor salario", concluye el documento “El valor económico de las credenciales universitarias”.

El impacto del “valor credencial” varía por género, edad, carrera y sector productivo. El efecto es mucho más alto para trabajadores jóvenes (hasta 15% en los menores de 25), que son quienes más pueden beneficiarse de la obtención de un título que brinde esa información a potenciales empleadores. En cambio, trabajadores de mayor edad, que probablemente ya se han insertado en el mercado de trabajo por otras vías no necesariamente vinculadas a la educación formal, experimentan cambios pequeños en su salario al graduarse (en mayores de 35, el efecto es casi cero).