La enorme ola inmigratoria de rusos que llegan a Argentina huyendo de la guerra tras la invasión del Kremlin a Ucrania -de la cual hoy se cumple un año- se ve reflejada en las inscripciones de niños en las escuelas del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

Esteban Speyer, director del Colegio San Carlos - un establecimiento privado bilingüe de Olivos donde ya hay una decena de alumnos rusos- explicó que el fenómeno tiene distintas explicaciones: “mujeres rusas que han venido embarazadas y tienen hijos mayores; familias que eligen Argentina como un lugar para vivir, sencillo para ingresar y con fuerte bagaje cultural; familias que escapan de la guerra y no quieren ser llamados al servicio; familias de origen ucraniano que viven en Rusia. Los casos son variados, pero cada vez más frecuentes. Tengo más entrevistas ya agendadas con padres rusos en los próximos días”, comentó el directivo.

En los últimos meses, las matrículas en AMBA se ampliaron, y de acuerdo a Infobae solo en las escuelas públicas porteñas hasta hoy se anotaron 327 chicos rusos (71 en nivel inicial, 194 en primaria y 62 en secundaria) para empezar las clases el lunes.

No hay registros en años anteriores de alumnos de esa nacionalidad, y las inscripciones que se vienen dando desde el año pasado, y no alcanzan solo a chicos en edad escolar: hay 300 adultos nacidos en Rusia anotados para terminar la primaria en la ciudad de Buenos Aires. 

En las escuelas públicas de la Ciudad ya son más de 300 estudiantes rusos inscriptos
En las escuelas públicas de la Ciudad ya son más de 300 estudiantes rusos inscriptos

Según el mismo medio, los motivos que llevan a personas mayores a anotarse son disímiles: no manejan el español y necesitan acreditar un nivel básico del idioma, o bien no terminaron la primaria en su país, o completaron el nivel en su país natal pero necesitan la validación en la Argentina. Por otro lado, suman 105 personas rusas inscriptas para capacitarse en distintas áreas de formación profesional.

A diferencia del argentino, que tiene doce años de educación obligatoria, el sistema educativo ruso consta de once: cuatro de primaria y siete de secundaria. Es por eso que las equivalencias son difíciles de establecer. Además, obviamente,  los aprendizajes son diferentes y, de acuerdo a las consultas, todavía cuesta precisar los niveles.

Cómo se enseña en el aula a personas que no hablan español

Según Speyer, en el San Carlos optaron por distintas estrategias de integración de estudiantes rusos en el ciclo lectivo 2022: en matemática es más sencillo, según relata, pero en literatura, en vez de una novela, se les da un cuento, se utiliza chats de inteligencia artificial para ayudarlos con el idioma, algunas docentes traducen sus propuestas al ruso con la ayuda del traductor de Google y se les intenta mostrar figuras reconocibles para cualquier cultura.

“Es una experiencia muy enriquecedora para todos. Los chicos vienen con una disciplina de estudio y un concepto de autoridad muy distinto al de acá. Por eso aprenden rápido y se sorprenden con la cercanía que hay en las aulas con el docente. No necesitan tratarlos de usted”, contó el directivo.

El Instituto De Enseñanza Superior en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández". Foto: soamaps.com/country
El Instituto De Enseñanza Superior en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández". Foto: soamaps.com/country

Por su parte, la rectora del Instituto de Enseñanza Superior en Lenguas Vivas “Juan Ramón Fernández”, Paula López Cano, indicó que el establecimiento es muy requerido por las familias que arriban desde Rusia ya que cuenta con una larga tradición de enseñanza de lenguas extranjeras: tiene hace 45 años un programa para adultos enfocado en la enseñanza del español como segunda lengua, cuya última reforma incluye la formación de maestros justamente para integrar a los niños que llegan del exterior.

“La idea que perseguimos es la interculturalidad. Que se pueda trabajar con las diferencias culturales para integrar a niños de distintas regiones o, como en este caso, los que están llegando de Rusia. El año pasado nos sorprendió la cantidad de chicos que se anotaron en primaria y, sobre todo, en secundaria”, relató López Cano.

La rectora agregó que “los alumnos rusos tienen muy buenos hábitos de estudio y una muy buena actitud hacia el aprendizaje. Han hecho muchos progresos y se van adaptando a las rutinas escolares así como generando vínculos con sus compañeros. Aprenden muy rápido y están muy motivados”, expresó la rectora.

En el Ministerio de Educación porteño todavía no incorporaron una persona que hable ruso. “Debido al ingreso escolar de niños hablantes de ruso, trabajamos con intérpretes provistos en algunos casos por las mismas familias, en otros casos contamos con la colaboración de personas de la comunidad que tienen buen manejo del español, con los que ya hemos trabajado, y asisten en las reuniones preliminares entre escuela y familia”, explicaron.