La Cámara Federal de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital le concedió este miércoles al Juez Ariel Lijo la licencia que solicitó como juez federal. 

Si no era autorizado, Lijo debía renunciar a su cargo (un cargo vitalicio) para asumir como ministro de la Corte. La designación en comisión dura hasta el fin de las sesiones legislativas. Después, Lijo deberá dejar la Corte, salvo que el Senado le hubiera dado antes su aval para quedar como juez definitivo.

Los argumentos oficiales para designar por decreto a Lijo y García-Mansilla

La reunión fue convocada para las 11 de este miércoles por el presidente del tribunal, Mariano Llorens. Citó a sus pares cuando Lijo todavía no había presentado aún su pedido formal, pero lo había anticipado por teléfono a los camaristas.

En el tribunal creen que al juez -nombrado por decreto para integrar el máximo tribunal- le corresponde la licencia, pero discutían si los propios camaristas podían otorgarla, como pretendía Lijo, o si ellos debían elevar el pedido a la Corte, dado que se trata de una licencia extraordinaria, que solo ella puede conceder, relataron fuentes de la Cámara.

Es una discusión clave porque es de público conocimiento que la Corte no accedería a darle la licencia que él pretende y sólo le tomaría juramento en comisión si antes renuncia.

Es también de público conocimiento, que la Cámara Federal apoya la llegada de Lijo a la Corte: cinco de los seis camaristas le firmaron su aval a la candidatura, por eso no sorprende la decisión.

El juez de la Corte Ricardo Lorenzetti, promotor central de la postulación del Lijo, tiene desde hace años vínculos muy estrechos con el tribunal; sobre todo con Martín Irurzun, que es quien más años lleva como camarista.