¿Qué es la “licuadora” de la que tan orgullosamente habla el presidente? ¿Cómo funciona?

Se trata de un mecanismo verdaderamente perverso: si se congela una partida (o se la actualiza a valores muy por debajo de la inflación) mientras los impuestos aumentan al ritmo de la inflación, lo que se consigue es que la incidencia de esa partida en el presupuesto sea mucho más baja y por ende, represente algo del famoso superávit del que hace ostentación el ejecutivo nacional. 
Se terminó gastando una proporción menor de los ingresos en ese rubro.

Lo cierto es que el mecanismo no es nuevo y puede aplicarse a cualquier partida: a los subsidios a empresas, a las tarifas de los peajes o a las jubilaciones. Es una decisión de gobierno. El actual gobierno sostiene que la única forma de hacer el ajuste, es pasando las jubilaciones por la licuadora.

La siguiente pregunta es ¿cuánto se licuó?

Licuadora en Números

Con sus ingresos de marzo, los jubilados del sistema general de la Anses pudieron comprar un 16,1% menos de lo que compraban en diciembre con sus ingresos de entonces. Esto da una primera medida del licuado.

Diciembre tiene una complicación como mes de referencia porque los jubilados comenzaron a cobrar justo antes de la brutal devaluación del gobierno y en medio de una escalada inflacionaria casi sin precedentes.

Por ende, hace más sentido la comparación interanual, aunque claro, en ese caso, la responsabilidad no es solamente de la actual gestión. Si se compara la capacidad de compra de los haberes netos (eso incluye los bonos fijos que hasta hoy cobra casi 1 de cada 2 jubilados) con los de un año atrás, la pérdida en marzo estuvo entre 28,5% y 43,7%, según el ingreso. Como el bono es un monto fijo, los haberes menores sufrieron algo menos el impacto.

En marzo se otorgó la primera recomposición de este año y fue de 27,18%, luego de dos meses en los que los haberes se mantuvieron sin variación. En el primer trimestre, según el Indec, la inflación acumulada fue de 51,6%: el índice fue de 20,6% en enero, de 13,2% en febrero y de 11% en marzo.

La caída ya era significativa en 2023. Con la aplicación de la fórmula de movilidad diseñada por el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, las prestaciones se deterioraron, en términos reales, entre un 14,1% un 37,4%.

La comparación indica que la “licuadora” de Milei, anda mucho más rápido que la de sus predecesores: en un trimestre licuó el doble que lo que se había perdido en todo un año de gestión.

Sin Vergüenza

En su discurso por cadena nacional del lunes por la noche, el presidente Milei afirmó que “de los 5 puntos de déficit del Tesoro que ajustamos, solo 0,4% responden a una pérdida del poder adquisitivo de las jubilaciones”.

Es una forma de ver “el vaso medio lleno”. Cuando uno toma conciencia que eso quiere decir que de cada 100 pesos que “ahorró” el ejecutivo, 8 se los quitaron a los jubilados, estará medio lleno el vaso del gobierno pero quedan muy vacíos los bolsillos de jubilados y jubiladas.

Por otra parte, no sólo se ajusta la jubilación sino también las prestaciones. Según un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) el gasto asignado a las prestaciones en el primer trimestre tuvo una caída de 31,4% en términos reales. Blanco sobre negro, en el primer trimestre se destinó a las jubilaciones y pensiones casi un tercio menos de recursos que en igual período de 2023.