Tras la explosión de un oleoducto en un multitudinario robo de combustible ocurrido el viernes pasado en México, no hay espacio para tanto dolor en el cementerio de Tlahuelilpan.

El campo santo de esta localidad del estado mexicano de Hidalgo no tiene capacidad para dar sepultura al casi centenar de víctimas mortales de la explosión que se produjo el viernes en un oleoducto en el que se estaba realizando una multitudinaria toma clandestina de combustible.

El alcalde de Tlahuelilpan ha pedido al Ejecutivo Federal que le proporcione un terreno en el que poder enterrar a los fallecidos.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, que afronta la primera crisis de su recién estrenado mandato, anunció cuatro medidas con el objetivo de que no se vuelva a producir una tragedia de estas proporciones: incrementar la vigilancia para evitar el robo de combustible, aumentar la capacidad para transportarlo de un lugar a otro, un plan para mejorar el bienestar de la población y aplicar la ley para acabar con la impunidad y la corrupción.

Hay numerosos heridos en cuidados intensivos. Las autoridades han tomado muestras de ADN a familiares de desaparecidos con la esperanza de poner nombre y apellidos a más de medio centenar de cadáveres calcinados que siguen identificar. El proceso puede tardar meses.

Fuente: Euronews