De algún modo, hay un escenario repetido para el Barcelona, en una Champions League en la que mandan los equipos españoles.

Es que, este martes, disputa la revancha de las semifinales ante el Liverpool, después del 3-0 en condición de local.

En tierras inglesas, Lionel Messi y compañía buscarán asegurarse su lugar el 1º de junio en la final, a jugarse en el estadio Wanda Metropolitano, del Atlético Madrid.

En cuartos de final, el año pasado, un favorable 4-1 ante la Roma terminó en una pesadilla en la capital italiana, con la eliminación.

Ahora, a la ventaja en el terreno de juegos se le suman sensibles bajas en el equipo de Jürgen Klopp.

En la conferencia de prensa del lunes, previa al partido definitorio, el técnico alemán disipó todas las dudas: no podrá contar con dos goleadores temibles para intentar la hazaña.

Firmino padece una lesión muscular que le impidió formar parte del elenco títular en la ida.

Mohamed Salah, el goleador de la temporada en la Premier League, preocupó a todos en la victoria frente al Newcastle por 3 a 0. Un golpe en su cabeza, lo sacó del partido y será preservado.

Klopp no dejó lugar a dudas, ante la insistente requisitoria de los medios ingeles: "Lamentablemente Salah no podrá estar. Él quiere jugar, pero no puede".

El conjunto catalán, presenta un panorama inversamente proporcional a su rival del martes.

Su entrenador Ernesto Valverde se dió el lujo de preservar a Messi y a buena parte de los titulares.

A diferencia del Liverpool que pelea palmo a palmo con el Manchester City por la Premier League, la Liga de España ya tiene dueño.