En Suzuka se cumplió esa máxima tan paradójica que de vez en cuando puede aplicarse a la Fórmula 1 y que dictamina que no siempre el coche más rápido es el que gana una carrera. En un Gran Premio de Japón alterado por los efectos del supertifón Hagibis –la actividad del sábado quedó anulada y la clasificación se reprogramó al domingo–, Ferrari consiguió monopolizar la primera línea de la parrilla con sus dos coches, rompiendo así la racha de cinco pole position que acumulaba Mercedes desde la introducción de la tecnología híbrida en 2014. Esa fue una demostración de velocidad pura que de alguna forma validaba la revitalización de los bólidos rojos desde que el Mundial se retomó después del verano –tres victorias de cuatro posibles–, pero que sin embargo no sirvió para certificar el triunfo en el trazado nipón.

Una mala largada de Sebastian Vettel, colocado el primero, y en menor medida de Charles Leclerc, el segundo, abrió la puerta para que las Flechas de Plata se metieran de lleno en la pelea por una carrera que sobre el papel tenían bastante complicada. Vettel se adelantó al semáforo y tuvo que clavar el coche para no ser sancionado –“las luces llevaban mucho tiempo encendidas y cometí un error. Fue incluso peor que una mala salida”, dijo–, mientras que Leclerc se tocó con Max Verstappen en la primera curva y perdió un buen pedazo del alerón delantero de su prototipo, circunstancia que le obligó a pasar por el box antes de tiempo y que, irremediablemente, terminó con todas sus opciones.

El hecho de que Mercedes se viera en la mejor predisposición para ganar una prueba con la que de entrada no contaba motivó una interesante partida de ajedrez entre Lewis Hamilton y Valtteri Bottas, la pareja titular de la marca de la estrella, por escalar hasta el escalón más alto del podio. La partida de ajedrez que los estrategas del fabricante alemán proyectó desde el muro fue trepidante una vez que el británico hubo realizado su segunda parada en los garajes, a falta de diez vueltas para el final. La parada dejó al actual campeón por detrás de Vettel, el tercero de la clasificación virtual, pero con la especificación más blanda de neumáticos y listo para una cronometrada exprés.

Bottas ganó el GP de Japón de Fórmula 1

A un ritmo de un segundo por vuelta más rápido que el germano, Hamilton necesitó menos de cinco para pegar el morro de su Mercedes al trasero del Ferrari. Pero una cosa era llegar hasta su rival y otra muy distinta, y mucho más difícil, conseguir adelantarle. Hasta cinco ataques lanzó el chico de Stevenage, que ni siquiera con la ayuda del alerón trasero móvil (DRS) fue capaz de adelantar al de Heppenheim. “Decidme qué tengo que hacer para ganar esta carrera. ¡Necesito más potencia!”, clamaba por la radio, imponente y cabreado en la misma proporción

La tercera posición de Hamilton certificó el sexto título de constructores consecutivo para Mercedes. El pentacampeón tendrá en México, dentro de dos semanas, la primera oportunidad para encasquetarse su sexta corona, tres citas antes de que el campeonato ponga el cerrojo en Abu Dabi (1 de diciembre). Lo conseguirá siempre que sume 15 puntos más que Bottas. “Cómo echaba de menos esta sensación”, soltó el nórdico, que no se imponía desde hacía casi seis meses (Bakú), nada más saberse vencedor.

2019 Japanese Grand Prix: Race Highlights