Nadie podrá reprocharle al partido, los condimentos de una etapa definitoria. Quizás la comptencia aún no contagie ni siquiera a los torcedores locales. Seguramente el estado de los campos de juego, estén lejos de la escenografía de los grandes estadios de Europa.

Es muy posible que Brasil no haya estado en su noche más lucida. Pero nadie, podrá quitarle la emoción de un encuentro  definitorio de la competencia más añeja del mundo del fútbol.

Los penales esta vez se revelaron contra la historia reciente y ratificaron que muchas veces el fútbol puede ser un lugar más justo. Argentina puede encontrarse con el rival de siempre, que está en las semis por mérito propio.

Paraguay se ha convertido en una piedra en el zapato de los pentacampeones del mundo. Arribaron a los cuartos de final por la ventana. Berizzo asumió la falta de equivalencias desde el amanecer del partido. Cinco defensores, cuatro volantes….y ningún delantero con Miguel Almirón como falso 9. Después, tuvo su merecido suplicio.

El primer tiempo fue un monologo  de los dirigidos por Tite, manejando el balón con Arthur y Coutinho, pero sin herir a su rival, que hizo un culto de su mayor capital histórico, la capacidad para achicar espacios y defender. Siempre al borde del reglamento, con el saldo de tres jugadores amonestados, Piris, Alonso y Arzamendia. No sufrió, pero se cansó de correr detrás de la pelota., más allá de tener la más clara de los primeros 45 minutos, el remate de Derlis González que sacó el notable arquero Allison.

El segundo tiempo agudizó las tendencias. Firmino encaró por el corazón del área y fue derribado por Balbuena. Tobar cobró penal, pero luego de observar el VAR, cambió la pena por un tiro libre, aunque expulsó al defensor guaraní.  A partir de allí, todo fue de Brasil, menos el resultado y el gol. La tensión acumulada fue indisimulable. Paraguay aguantó como pudo con la ayuda del azar, la falta de precisión de su rival, los palos y su arquero Fernández.

Brasil vuelve a una semifinal, y es una muy buena noticia para los amantes del fútbol. Un final felíz, para esperar por otra página memorable de este deporte. El viernes, en el Maracaná, veremos si puede completarse la historia que todos esperamos.