Después del fracaso de las “votaciones indicativas” antes del último minuto de hoy - hora continental europea, las 23 horas en Inglaterra- el Parlamento inglés votará por tercera vez la propuesta de acuerdo que defiende la Primera Ministra británica.

Si el parlamento lo aprueba (ya lo rechazó dos veces y parece poco probable que lo haga hoy) Theresa May renunciará para permitir que otro equipo ajuste detalles finales en una prórroga que ofreció la Unión Europea hasta el 22 de mayo, solo si se aprueba el acuerdo.

Si la propuesta es rechazada otra vez, Theresa May permanecerá en el cargo intentando que las negociaciones se extiendan un año más, pero se corre el riesgo de que la Unión Europea ,harta ya de estar harta, pegue el portazo y se produzca un Brexit sin acuerdo en el plazo original previsto para el 12 de abril.

El final de esta novela está más abierto que nunca. Desde la convocatoria a un nuevo referéndum, varias formas de permanencia a medias hasta una ruptura sin acuerdo se contemplan como opción. Lo que debe comprenderse, es que está última propuesta, tendrá un costo social y político que recaerá sobre las personas de a pié, en Reino Unido y en el continente europeo.