Parece que es la camiseta de Lanús, pero es la de la selección de Catar, país organizador del mundial. De hecho, nunca jugó un mundial hasta ahora, será su primera vez. 

Y la camiseta, obviamente remite a su bandera. Pero ustedes estarán pensando que es un color raro para una bandera. Es que en un principio era roja y blanca, pero con el sol tan fuerte de la Península Arábiga, se oscurecía y entonces, cansados de renegar, cambiaron el rojo por el granate.

Esta selección va a abrir el mundial, como anfitriona, contra Ecuador, el domingo 20 de noviembre en el estadio Al Bayt. 

Seguramente todos los periodistas van a comentar las maravillas de los estadios, las comodidades y los adelantos tecnológicos. Pocos dirán que fueron construidos por esclavos modernos del siglo 21. Gente principalmente llegada de India, Pakistán, Bangladesh y el África subsahariana. 

Estos invisibles del mundial, apenas llegados a Qatar, eran reubicados en campamentos muy parecidos a campos de concentración. Se les retiraban todos sus documentos y no se les permitía salir del campamento, y ni siquiera volver a sus países de origen si se arrepentían. 

Trabajaban en condiciones infrahumanas y murieron más de 7000 en la construcción de estos bonitos estadios, según el diario inglés The Gardian.

En esas gradas, construidas sobre el sacrificio de tanta gente, los hinchas y las hinchas deberán cuidarse hasta de darse un beso o un abrazo, por lo que ha amenazado el propio gobierno de Catar, cárcel por ejemplo a los responsables de alguna demostración de las diversidades sexuales.