En Argentina casi todos los temas admiten visiones contrapuestas, y si no las admiten, se las inventamos igual. Ni hablar cuando se trata de políticas públicas, absolutamente todas pueden caer en la grieta y ser mensuradas positiva o negativamente según la vereda en la cual se pare quien opina.

Solo algunas pocas cuestiones recogen opiniones (casi) unánimes. La decisión de vivir en un sistema democrático es una de esas contadas excepciones.

Desde mi punto de vista el plan Conectar Igualdad debería ser considerado como una de las políticas de estado de mayor impacto positivo desde la vuelta de la democracia. Y aquí estoy dispuesto a sostener esta opinión frente a todas las objeciones que puedan surgir ya sea por motivaciones políticas, económicas, presupuestarias y hasta sociológicas, a saber:

La entrega gratuita por parte de un gobierno siempre oculta una intención demagógica.

La situación fiscal del país no soporta seguir dilapidando recursos en este tipo de políticas sociales.

Cuando a la gente le regalás una computadora no la valora, la termina vendiendo.

Y respecto a esta última afirmación sé que en algunos casos fue cierto, a comienzos de la década pasada trabajaba en una empresa de venta y reparación de dispositivos informáticos. En más de una ocasión ingresaron personas a preguntar si allí desbloqueaban netbooks de Conectar Igualdad para poder venderlas. Sin embargo esto no invalida en lo más mínimo lo que pienso sobre el plan.

De los más de cinco millones de portátiles que distribuyó esa iniciativa entre los alumnos y alumnas de escuelas públicas entre 2010 y 2018 (cuando fue finalmente desactivado) al menos la mitad representó la primera computadora que ingresó a la vivienda y a la familia.

Pero para sumar más datos apelaré a un medio que mantiene una equidistante valoración a ambos lados de la grieta y también recibe insultos por igual desde los mismos sectores, lo cual suele ser a la vez un buen indicador de cierta imparcialidad. En 2019 Chequeado publicó una nota titulada “Conectar Igualdad: los estudios muestran que las computadoras mejoraron el aprendizaje de los estudiantes”,  basada en datos provenientes de análisis realizados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Centro Interdisciplinario de Estudios en Ciencia, Tecnología e Innovación (Ciecti). En ambos casos los científicos responsables de los estudios llegaron a la conclusión de que se encontró una diferencia significativa en el rendimiento académico promedio entre el grupo de estudiantes beneficiarios del programa y aquellos que no lo fueron, aun cuando los alumnos no tuvieran acceso a conectividad.

Hoy, en plena pandemia, somos todos conscientes de que la conexión a internet es un recurso vital para la educación en todos sus niveles, y también debemos asumir que sin computadora el aprendizaje no es más que una quimera.

Un dato final: si no se hubiese discontinuado el plan Conectar Igualdad, el sistema educativo contaría hoy con 2,5 millones de computadoras más, dispositivos que sin dudas habrían significado una diferencia sustancial para los y las estudiantes, los y las docentes que sufren ese déficit.