Después de este lunes de devaluación post elecciones, muchas marcas a nivel nacional o directamente los concesionarios, decidieron no vender unidades 0km y en algunos casos también usados. 

A nivel país marcas como  Volkswagen pidieron suspender las ventas hasta que se emita un nuevo listado de precios. En cuanto a los aumentos, podrían llegar al 10 o 12%, sumado al que ya se aplicó a finales de julio por el nuevo impuesto aplicado por el Gobierno Nacional, a lo que se le sumó la actualización mensual en agosto. La situación de los vehículos de importados de alta gama y teniendo en cuenta que el dólar blue no tiene un techo, encarecería aún más los vehículos de marcas exclusivas.

En este contexto de devaluación en el que se espera un nuevo incremento, se puede interpretar espera que los autos subirán de nuevo sus precios y, por ende el impuesto interno volverá a complicar a la industria.

El impuesto tendrá que actualizarse en septiembre, pero mientras tanto, con un piso en $8.200.000 aproximadamente, cada vez son más los modelos que quedan alcanzados por éste, y hay dudas con respecto a qué pasará con el próximo incremento. 

Por falta de piezas importadas, paró la producción la planta de Peugeot

El desabastecimiento de insumos está golpeando la actividad de distintos sectores y la planta de Stellantis, no esta exenta a este problema y tuvo que parar el segundo turno por falta de piezas. La medida se extendió al turno mañana y se está analizando la continuidad de las suspensiones donde todo dependerá de la llegada de insumos importados.

El problema está centrado en el área de pintura y montaje. En ese establecimiento se fabrican los modelos Peugeot 208 y Partner y el Citroën Berlingo. Otras terminales siguen operando aunque con el stock al límite de varias autopartes.

Además del encarecimiento de la importación de piezas, a través de un recargo de 7,5% sobre el valor de dólar para importar, dispuesto por el ministro Sergio Massa, la situación se agravó por las mayores restricciones en la liberación de los permisos para importar y las dificultades para pagar a proveedores del exterior.

El problema lo sufren de forma directa las terminales, con las piezas que importan, o los autopartistas que son proveedoras de las fábricas de 0km. Hay que recordar que un vehículo producido en el país tiene alrededor de un 60% de componentes importados. Al estar trabajando al límite, cualquier demora extra obliga a parar a los autopartistas y eso impacta en las terminales de autos.