Luis “El Hacha” Ludueña, a quien los que lo vieron jugar y brillar en el histórico Talleres de la década del 70, lo califican como un “crack”, tuvo una vida signada por hechos extrafutbolísticos que lo marcaron de manera decisiva.

Así lo reconoció en numerosas oportunidades en las que contaba que se dio cuenta tarde que su padre tenía razón cuando le aconsejaba: “Mirá, Hacha, esta gente no te conviene, son amigos de la noche. Acordate de lo que te dice este viejo. No le di ni cinco de bola. Le decía que se dejara de joder. Pero tenía razón", confesaba en una entrevista para la revista El Gráfico en el año 2013.

Quienes lo conocieron en el club San Lorenzo, adonde debutó en primera con apenas 14 años en 1972 y salió campeón de la B de la Liga Cordobesa, lo recuerdan con cariño. Ese hecho y lo vivido con Talleres desde 1976, eran recordados por el eximio futbolista cordobés como los momentos más felices de su carrera.

Talleres

Esas mismas fuentes afirman que siempre se sintió muy dolido por la falta de reconocimiento, apoyo y ayuda de Talleres. “Siempre lo ningunearon”, aseguran y agregan que, tal vez por una cuestión elitista que tenía que ver con su origen humilde y la forma de ser que tenía “El Hacha”, es que el club de barrio Jardín nunca le dio cabida ni el reconocimiento esperado.

El propio Ludueña afirmaba que su familia “siempre quiso estar en el club, pero no me llamaron nunca. Es la realidad. Me llevo bien con los dirigentes, pero no hay gente capacitada para elegir jugadores. Desgraciadamente, mis nietos no están en Talleres por ese motivo”, le decía al periodista Marcos Villalobo de la revista “El Gráfico” en esa entrevista.

“Me gustaría que esa gente sepa que ya no soy el de antes, que andaba de boliche en boliche. No, señor. Cambié. Voy del trabajo a casa; y de mi casa a la cancha de San Lorenzo. Quiero que lo sepan. Y espero que algún día me den la oportunidad de volver”, remarcaba en ese momento. Pero la oportunidad nunca llegó.

Su hijo Daniel Emmanuel, “El Hachita”, que pasó por River, fue llevado a Talleres pero no quedó en el club. “Le dijeron que le faltaba, que había muchos como él. Ahora la descose”, contaba. Precisamente “El Hacha” le puso Daniel a su hijo en honor a Daniel Valencia, de quien era amigo. 

“Tuve la suerte de jugar con el crack de Daniel Valencia, que dice que yo era un volante goleador. Algo de razón tiene: pude ser goleador de un campeonato, el Nacional 76” en el que convirtió 12 tantos y compartió la punta de la tabla de artilleros con Norberto Eresuma, de San Lorenzo de Mar del Plata, según expresó en esa recordada entrevista realizada por la revista deportiva.

Los amigos del campeón

“El Hacha” contaba como fue que lo perdió casi todo por su debilidad por la vida nocturna y cómo se dio cuenta tarde que su padre tenía razón cuando le decía que se cuidara de “los amigos del campeón”. 

“Un día, cuando ya lo había perdido todo, fui al centro de Córdoba para ver si alguien me pagaba un vaso de vermut; y encontré gente que yo había ayudado, a quienes les había pagado el alquiler de la casa y otras cosas más, que al verme, se cruzaron de vereda”, decía el recordado crack. 

“Ahora les digo a mis hijos que se cuiden. Los amigos no son los que te golpean la espalda. El mejor amigo soy yo, el padre, que nunca los voy a joder, ni cagar en nada. Mi papá fue mi mejor amigo. Y yo lo soy de mis hijos”, afirmaba en ese reportaje.

Ludueña relataba como era su vida en los momentos de mayor gloria. “Me iba a Toledo, a las whiskerías” con lo que se decían sus amigos. “Hacía cerrar whiskerías para mis “amigos”, para que ellos estuvieran con mujeres. Y pagaba todo yo”.

El alcohol, las malas juntas y el amor de sus hijos

“Las malas juntas y el alcohol me privaron de disfrutar de las cosas lindas de la vida, sobre todo de mis viejos”, rememoraba “El Hacha”. “Cuando se termina el murmullo de la fama y el dinero, los que se arrimaron por eso se borran. Tuve una mala experiencia con los falsos amigos”, aseguraba.

Cuando le consultaron como hizo para salir de ese infierno, Ludueña recordó el momento exacto. Corría el 2005 cuando sucedió. “Yo me iba a la mañana y volvía a la noche tomado. Los chicos me veían y se iban. Un día estaba en mi casa, cenando, y veía que me dejaban solo. Me puse a pensar y me preguntaba por qué. Al otro día les dije a mis hijos que no iba a tomar más. “Siempre decís lo mismo, papi”, me dijeron. Y no tomé más”.

“Hace ocho años que no tomo nada de nada. Y ahora ellos, mis hijos, me llaman, me van a buscar. Dejé el alcohol y recuperé a mis hijos. ¿Qué cosa puede ser más importante que eso? Recuperé el amor y el cariño de mis hijos”, decía en el año 2013.

Diego Maradona

Entre otros hechos históricos de los que formó parte, recordaba especialmente el día del debut en primera de un tal Diego Armando Maradona en Argentinos Juniors. Fue el 20 de octubre de 1976, en La Paternal, enfrentando precisamente a aquel recordado Talleres de Córdoba y “El Hacha” convirtió el gol con el que “la T” le ganó 1 a 0 a “El Bicho”. 

“Tuve el privilegio de estar en el debut en Primera de Maradona. Fue un miércoles por la tarde, en la cancha de Argentinos. Diego entró en el segundo tiempo y les ganamos 1-0 con gol mío”, rememoraba Ludueña. 

El día en que debutó Diego Armando Maradona frente a Talleres en La Paternal frente a Talleres, que ganó 1 a 0 con gol de "El Hacha" Ludueña. Foto: El Gráfico
El día en que debutó Diego Armando Maradona frente a Talleres en La Paternal frente a Talleres, que ganó 1 a 0 con gol de "El Hacha" Ludueña. Foto: El Gráfico

“Después del partido comentábamos entre nosotros cómo jugaba ese “mocosito”. Para colmo le metió un caño a Juan Cabrera en la primera pelota que tocó. Lo cargamos con eso y él decía que si le hacía otro, lo mataba. Qué lo iba a matar, le decíamos nosotros, si no lo podía agarrar”, expresaba el astro cordobés.

“Era una avispa el pibe ese. Nunca creímos que después podría ser todo lo que fue.Tuve el orgullo de hacer un gol en el debut del mejor jugador del mundo”, remarcaba Ludueña

Los motivos de su ausencia en el Mundial 78

César Luis Menotti, considerado por “El Hacha” como  “el único técnico del fútbol argentino que se fijó en el interior”, lo tenía como fija entre los que iban a estar en la lista definitiva, pero el destino quiso que esa oportunidad se viera truncada. 

Al ser consultado por su ausencia, Ludueña contó como fueron los hechos que lo dejaron marginado del equipo que ganó por primera vez un Mundial de Fútbol en la historia. “La verdad es que estaba en la casa de un amigo en Villa Carlos Paz. Tenía dos hijos, con mi ex mujer habíamos comido un asado y tomado dos vasos de vino, y ya me volvía a Córdoba. La empleada me empujó a la pileta. Me volví loco, me saqué los zapatos, y me miré enseguida. Tenía un tajito chiquito. El pie se me había ido y me corté con piedra laja”, evocaba el astro cordobés. 

“Al rato paró la sangre y me curé. Pero al otro día tenía el pie hinchado. Voy a la cancha, me ve el médico Hugo Velásquez y me dice que mueva el dedo. “No puedo”, le digo. “Dale que tenés que viajar el miércoles a Mar del Plata, que ya te quedás concentrado con la Selección”, me insiste. Pero no podía mover el dedo. Hugo se larga a llorar y me dice: “Te perdiste el Mundial, te cortaste el tendón”. Lloré mucho, mucho, mucho. Dios sabrá por qué no lo jugué”.

Estos fueron algunos de los párrafos más significativos de la historia de Luis “El Hacha” Ludueña, el exquisito volante cordobés que brilló en el histórico Talleres de la década del 70 y que dejó de existir a los 69 años en la ciudad de Córdoba.

Fuente: El Gráfico/ Testimonios de socios y amigos de San Lorenzo de Córdoba