Litto Nebbia (Rosario,1948) es un referente indiscutible del rock nacional. La Editorial de la Universidad Nacional de Córdoba acaba de publicar un libro de suma trascendencia para la cultura argentina: “Las letras de Nebbia”. Como el mismo autor lo refiere, hay cerca de 1300 canciones. Nebbia hizo una antología en la que seleccionó 268 letras que van desde los comienzos de su iniciación artística hasta este último año. 

El libro en papel, incluye además, un CD con 21 canciones instrumentales que el mismo Nebbia compuso y editó expresamente para acompañar este libro, cuya impecable edición y diagramación estuvo a cargo de Lorena Díaz. Junto a las letras de Nebbia, se suman un prólogo de Silvina Garre, palabras iniciales del autor y un inédito álbum fotográfico.   

Son más de cincuenta años de creación poética y musical. Me atrevo a decir poética, porque en muchas ocasiones la canción popular ha quedado al costado y ha sido injustamente valorada por debajo de la poesía, digamos, canónica. Argentina, tiene una amplia trayectoria de la poesía hecha canción. Nombres emblemáticos como Discépolo, Manzi y Expósito, entre otros,  en el tango ; así como Manuel J. Castilla, Armando Tejada Gómez y Dávalos en la canción folklórica, dan cuentas de la presencia insoslayable de la poesía en el canto popular argentino. Esta presencia no escapa al rock nacional y Lito Nebbia es uno de los exponentes mayores como podrá notar el lector a medida que avance en la lectura de esta antología. 

“La balsa”, canción fundamental en la historia del rock argentino, forma parte de este corpus poético. La aventura del viaje que presenta “La balsa”, con la originalidad de que el fin es naufragar y no llegar a destino, indican de manera temprana la asimilación de las letras con las temáticas literarias. Leopoldo Marechal, distinguía dos ejes de la novelística a partir de la épica griega que podríamos nosotros extender a todo género literario. A partir de “La Ilíada”, la temática de la guerra; y a partir de “La Odisea”, la temática del viaje. Al recorrer, y casi que podríamos decir viajar, por esta antología, es evidente que la temática del viaje se impone. Lito Nebbia, a través de sus letras nos ha hecho viajar por los infinitos mares, ríos y caminos del corazón humano. Porque, “viajando, se fortalece el corazón”, generaciones de argentinos hemos salido fortalecidos escuchando las letras de este hombre que salió de Rosario, su Ítaca natal, y no ha dejado hasta ahora de viajar.

Lo que llama la atención es la capacidad de asombro que pervive a lo largo de sus canciones. Tal vez sea esa mirada de infancia, la que ha logrado un permanente intercambio con la realidad y la creación artística. Lo dice claramente en “Niñez”: “Hoy quiero rescatar el asombro que perdí/ Porque es la libertad…”. La poesía es asombro. Nebbia es asombro puro, por eso sus letras van desde la candidez de “Rosemary” hasta la neotelúrica “Nueva zamba para mi tierra”. No se repite nunca y al mismo tiempo mantiene una voz personal, un sello distintivo, a mi modo de ver, cristalizado en el viaje, en “andar nuevos caminos” tanto en lo musical como en lo poético. 

La ventaja que tenemos hoy los lectores, es que podemos tener bajo los ojos, el aspecto cronológico de gran parte de su obra musical y literaria. Las canciones se fijan en tiempos a veces sutiles, los pueblos se las apropian y las generaciones las recuerdan en referencias concretas a experiencias y recuerdos vividos. Esta antología presenta a un autor que va desde mediados de los años cincuenta hasta este último año marcado por la pandemia. El arco de creación poético/musical es inmenso. El viaje, al que Litto Nebbia nos invita, para decirlo con una de sus últimas canciones, “es solo amor y nada más” (Ventanas, 2020). pero claro, en el amor, entran los tumultos y las tormentas, las orillas del destierro, la pérdida y la felicidad, la vida misma. “Nadie sabe jamás -dice el rosarino- cuánto lo han querido” (Todo lo que no sabemos, 1977), creo que muchas generaciones argentinas pueden decir: queremos mucho a Litto. 


Un mundo por hacer (1993)

Decir amor es decir eternidad
Es algo que no se puede explicar
El sol te da su claridad
El mar la inmensidad
Y en el anochecer te pones a pensar…

Así comprendes el valor de la amistad
Esa melancolía que te da la soledad
Entonces si una rosa marchitó
Y un retrato envejeció
Ya no te pones a pensar
Y dices allí voy…

Y así ves cómo pasa la vida…
Si uno vuelve otro está por salir
Con pasión sin temor al fracaso
Siempre hay un mundo nuevo
Que se está por hacer…