Jorge Antonio tiene 78 años, y le llevó casi cuatro décadas cumplir su sueño. Hoy es egresado de la Universidad Nacional de Córdoba, y su diploma es el reflejo de la determinación y constancia que le permitieron convertirse en un profesional de la salud. 

Llegó a la Argentina hace más de 50 años con una delegación diplomática. Al poco tiempo, perdió su trabajo y fuente principal de ingresos, esto lo llevó a vivir en un cortadero de ladrillos donde comenzó a trabajar. 

Pasaron 12 años en los que Jorge caminaba cuatro horas entre ida y vuelta al Hospital de Clínicas, donde realizaba sus prácticas profesionales. Fue uno de esos días en el que un profesor lo vio durmiendo en el suelo del edificio, allí lo contactó con el Ministerio de Desarrollo Social.

“Viví 12 años en un cortadero de ladrillos e iba rindiendo a medida que podía, caminaba dos kilómetros y medio ida, y lo mismo a la vuelta para poder cursar”, contó.

Luego de esto, fue alojado en una de las casas del programa Viviendas Tuteladas y pudo culminar sus estudios acompañado por un equipo interdisciplinario. Este tipo de viviendas son casas ubicadas en barrio Ejército Argentino y Panamericano, donde son alojadas personas mayores que no cuentan con el acceso a la vivienda propia.

Este programa contempla casos de aquellas personas que no están en condiciones, por distintos motivos, de acceder a una vivienda y necesitan de la asistencia del Estado.

Panameño de origen y cordobés por adopción, nunca dejó de estudiar desde que llegó a la Argentina. “A los estudiantes de hoy les diría que sean honestos con sus propios deseos, que pidan ayuda y nunca traicionen a sus familias”, reflexionó el flamante médico.