El juicio por el asesinato de Nora Dalmasso va llegando al final y surgen nuevos elementos que no habían sido considerados hasta acá. Uno de ellos tiene que ver con la única prueba científica que logró recolectarse tras el crimen ocurrido en la vivienda de Villa Golf de Río Cuarto la madrugada del 25 de noviembre de 2006: el ADN de Marcelo Macarrón.

Esta prueba aportada por el bioquímico Daniel Zabala y confirmada más tarde por el FBI fue utilizada por el fiscal Daniel Miralles, en 2016, para acusar al médico traumatólogo como autor de la muerte de su mujer. 

Según expresó ayer el perito forense Martín Subirachs “el ADN lo ubica en la escena del crimen” (a Macarrón), “pero –añadió- no significa que sea el autor material”.

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Sin embargo, el fiscal Luis Pizzaro, que elevó la causa a juicio, no incluyó este elemento. Quizá por ese motivo, el abogado defensor Marcelo Brito, acostumbrado a largos interrogatorios, no realizó ni una pregunta al médico forense que estuvo examinando el cuerpo de Dalmasso apenas se conoció el hecho.

¿Cuál es el valor, entonces, de citar hoy al bioquímico que sí estaba esperando con ansias este día? ¿Será que el fiscal Julio Rivero planea cambiar la acusación en base al único elemento que –hasta ahora- conecta al viudo con la escena del crimen?