La indignación marca las horas en Alta Gracia. Es por el conmocionante femicidio de la policía Carolina Figueroa que fue atacada por otro oficial de la fuerza. Usó su arma reglamentaria y puso nuevamente en discusión el estado psicológico del personal de la institución. Los principales cuestionamientos vuelven a apuntar sobre los controles de salud mental de los uniformados, que portan armas proporcionadas por el estado. 

El jefe de Medicina Laboral policial, Gabriel Bosque, expresó que los casos de violencia familiar “institucionalmente preocupan y ocupan”. Agregó a Crónica Mediodía (Canal 10) que la Policía trabaja con una acción preventiva al respecto. A pesar de ello, los resultados siguen alarmando a la sociedad. 

"Nuestro departamento con gabinete de psicología es un lugar donde cada policía manifiesta sus inquietudes, de lo más variadas. Vive y siente los mismos problemas que cualquier ser humano", agregó.

¿Le quitan el arma?

Bosque indicó que hay personal policial que no ha podido recuperar su armamento, a pesar de haber resuelto su situación judicial. "Si desde la valoración intra-institucional se determina que no tiene un perfil, establecido por ley, para la portación de armamento, no se le entregará", añadió el funcionario.