Este viernes 14 de abril, el reconocido investigador Diego Golombek llega a la ciudad de Córdoba con su libro ‘La ciencia de las buenas ideas’. A días del inicio de la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires, el autor presenta su obra más reciente orientada a develar la ciencia detrás del pensamiento creativo. 

La presentación de su libro en la ciudad de Córdoba, es a las 18.30 en la planta baja del Córdoba Shopping junto a la librería Quade.  El evento es abierto al público y gratuito, aunque quienes deseen asistir deben reserva su entrada mediante la aplicación Appa 

¿Las ideas son o se construyen?

Las ideas van y vienen, o al menos eso es lo que se ha dicho durante mucho tiempo. Desde los pensadores griegos, la noción de la creatividad está asociada a las musas inspiradoras, a los momentos únicos de descubrimiento e incluso a la capacidad de inteligencia de cada persona. 

Diego Golombek, autor e investigador científico, propone una nueva manera de acercarnos a nuestras ideas, a la manera en que pensamos. Y apuesta a develar el proceso científico detrás de las ideas, si es que efectivamente existe uno. 

Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires (UBA), también es docente universitario y dirige equipos de investigación orientados a la cronobiología, es decir al estudio de los ritmos y relojes biológicos.

DIEGO GOLOMBEK presenta "LA CIENCIA DE LAS (BUENAS) IDEAS"

“Hay ciencia de las ideas, hay ciencias naturales detrás de las ellas y de aquello que pensamos, que se acercan mucho a la psicología, a la neurociencia, incluso más allá de que lo podemos ver desde la filosofía, o desde otros aspectos”, afirma en diálogo con Cba24n

Desde hace ya varios años se dedica a la divulgación de la ciencia en la vida cotidiana, fue así que llegó a publicar libros sobre cocina, religión, filosofía y el conocimiento científico en general. Su último libro, La ciencia de las buenas ideas, pretende develar el detrás de escena del proceso creativo y la manera en que nuestros hábitos afectan la manera en que pensamos. 

— Hablando de ideas y creatividad, ¿cómo fue el proceso creación del libro y de dónde nacen tus ganas de escribirlo?
— A mí me interesa difundir sobretodo la ciencia de los aspectos más cotidianos de la vida, por eso me he dedicado a hablar de la ciencia de cocina, del asado, del sexo, de la religión, el tiempo. Y las ideas son un aspecto central del día a día, porque todo el tiempo tenemos ideas y todo el tiempo las estamos buscando. El asunto, para mí, era averiguar si había una ciencia detrás de las ideas, y sorprendentemente, la respuesta es sí. 
Entonces me interesaba mucho contar ese proceso científico de generación de ideas, qué experimentos hay, qué consejos y qué distintas versiones han habido acerca de la ciencias de las ideas a lo largo de la historia, y especialmente en los últimos años. La verdad es que fue un proceso muy largo de producción, pero estoy muy contento con el resultado, porque quedó un lindo libro. De esos que los lees casi como literatura, y te hace perder la parada del colectivo.

Diego tiene una amplia trayectoria como investigador, pero también como divulgador científico en medios audiovisuales y gráficos. Y destaca, además, la importancia de dar a conocer los hallazgos científicos, ya que la ciencia siempre encuentra su razón de ser en tanto se preste a servicio de la sociedad. 

— En más de una ocasión te has referido a la centralidad que tiene la difusión del conocimiento para la sociedad, ¿es muy necesario, en este sentido, que la academia alcance a las personas?
Claro, la ciencia no es ciencia hasta que no se comunica a la sociedad, lo anterior debe ser otra cosa que no sé cómo se llama. Usualmente esto (los investigadores) lo hacemos profesionalmente, escribimos artículos científicos y papers, asistimos a congresos, damos conferencias y elaboramos tesis. Y eso está muy bien porque es nuestra tarjeta de presentación. Pero en mi opinión, y no todo el mundo está de acuerdo con ella, con eso no alcanza. También tenemos la obligación de contar esa ciencia para el público general, contar lo que hacemos debería ser parte de lo que hacemos

— Claro, pero esto no siempre es así…
— No siempre, hay veces que la respuesta de la comunidad científica suele ser ‘no estoy preparado', ‘no tengo tiempo’ o ‘a mí no me evalúan por eso’. Y yo creo que esas no son buenas excusas, porque me parece que efectivamente es una obligación de la comunidad científica, el difundir y dar a conocer el conocimiento. Entre otras cosas, porque en Argentina, en particular, la ciencia se hace mayoritariamente con aportes del Estado, ya sea de ministerios, provincias, del CONICET o de universidades. Por lo tanto, tenemos una obligación primaria de contar lo que hacemos con esos recursos. Porque yo estoy convencido que la mirada científica del mundo, te convierte en un mejor ciudadano, en una mejor persona. Es una manera mucho menos mágica y más racional del ver el mundo, algo que tanto necesitamos en Argentina. 

— Durante el proceso de investigación acerca de la ciencia de las ideas, ¿esperabas ciertas conclusiones o te sorprendiste por algunos hallazgos?
— La verdad me sorprendió todo. En primer lugar, que existiera una ciencia de la creatividad cuando supuestamente es un arte o entendemos que es algo que depende completamente de la inspiración. Bueno, la primer sorpresa es que no existe la inspiración. No hay ninguna musa que nos venga a soplar ideas al oído, lo que sí existe es el trabajo. Mucho trabajo. Y la otra sorpresa, obviamente, es que el trabajo sólo no te garantiza ideas creativas e innovadoras. Lo que sí te lo puede ayudar en esa receta es la disrupción.

— ¿Y cuál sería esa receta?
— Implica que después de apasionarte de un tema en particular, puedas correrte. Y esto quiere decir, salir a dar una vuelta, tomar algo con unos amigos, dormir o incluso mudarte de espacio. Hay evidencia, tanto en laboratorio como en la vida real, que esa combinación del trabajo obsesivo y esa disrupción, que conocemos como ocio, te dan muchas más posibilidades de tener ideas. El asunto es qué entendemos por trabajo y qué por disrupción, y cómo lo aplicamos en la vida cotidiana. Y son esas cosas las que precisamente abordo con más detalle en el libro. 

— Entonces, ¿estamos en condiciones de afirmar que el ocio se convierte en una especie de elemento revolucionario?
— Absolutamente. Y así como no existe la inspiración, tampoco existe el ocio en un sentido de no hacer nada. En ningún momento pasa nada, en el cerebro hay una red neuronal que se llama ‘por defecto’, y justamente cuando parece que nos estamos haciendo nada, es uno de los momentos en que nuestro cerebro está más activo. Y esa actividad de base es la que nos puede permitir asociar conceptos y generar nuevas ideas. Por lo tanto, es fundamental eso que llamamos ocio. 

Al ser consultado por futuros eventos, adelantó que participará de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires en su edición 2023. El próximo sábado 6 de mayo retomará la presentación de este libro, y además el 13 del mismo mes estará protagonizará un encuentro junto al físico español Javier Santaolalla.

Una nueva mirada para entender el mundo de las ideas y la manera en que pensamos, esa es la propuesta de Diego Golombek. Cuyo libro ofrece una puerta de entrada a la ciencia de la vida cotidiana, a esos momentos en que necesitamos de ideas y parece que ninguna llega. Una serie de páginas que abren mundos científicos que a veces, aparentan lejanos. Una historia para aprender sobre la creatividad, y en ocasiones, alcanzar una (buena) idea.