Carla Ciarapica es licenciada en comunicación social y editora de Lote 11 Editorial. Entre todas las cosas que entiende sabe que el mejor lugar para una entrevista es un bar. Y eso lo entienden mejor las personas que se las juegan, las que se bajan, pero para no detener el movimiento. Una cerveza, una pizza y un libro aparecieron sobre la mesa, la armaron como el tablero de un juego que no tendría perdedores. "Experiencia del cuerpo y materialidad. Objetos en obra", de Malena Echeverría, es el primer libro de Lote 11, ambos surgen a la par, se enlazan, se hacen promesas para emerger, se alimentan y se sueltan, se regresan.

El nuevo sello estará en el Espacio Baron Biza, que reúne a editoriales independientes, de la Feria del Libro de Córdoba, que comienza este 29 de septiembre, en el Patio Mayor del Cabildo.

Carla trabajó durante 14 años en el diseño de libros, revistas, y otras piezas gráficas. “Cuando irrumpió la pandemia y quedamos todos encerrados me pregunté se podía encerrar el deseo, era una pregunta que insistía a diario”, dice.

¿Cuál fue la respuesta?

La respuesta era siempre la misma “sí”, claro, no se necesitan órdenes de restricción, eso no viene de afuera, sino que es propio. Siempre pensé que es más fácil sostener la rutina que el deseo. Pero estaba decidida a salir de esa comodidad y comenzar a moverme. Además de continuar con el diseño, lo que deseaba era participar en toda la construcción del libro y no solo una parte; quería un proyecto donde experimentar y construir libros con otros, era la decisión de hacer eso que tenía ganas. ¿Cuántas veces uno está donde debe y no dónde quiere? De ahí partí. No fue mágico, porque para poder darle cause a ese deseo tenía que tomar otras decisiones que no eran fáciles, como renunciar a ese trabajo administrativo, en blanco con todos los beneficios que ello implica, en un país donde falta. Aparecía la culpa, el mandato, y hay que soltar ese amarre conservador que impide la búsqueda personal. Y si bien las decisiones las toma una, siempre necesita de otras personas. Ahí estuvo mi compañero de vida y también Gabriela Halac, artista, editora y directora de la Editorial Documenta Escénicas, que hace dos años me invitó a trabajar allí. Ella fue una alentadora serial para avanzar en mi proyecto personal de Lote 11 y le estoy profundamente agradecida. Entonces puedo decir que la pandemia fue un parteaguas para buscar la voz propia y lejos de encerrarme me permitió habitar ese lugar del deseo.

¿Cuál es la propuesta de Lote 11? 

Siempre me interesó el proceso creativo de materializar libros con otras y otros. El anhelo es lograr que en cada libro que haga Lote 11 haya un gesto estético, poético y político. Me interesa las artes visuales y la literatura que posibilita al proyecto editorial experimentar direcciones impensadas en la frontera con otros territorios. No quiero establecer una sola dirección donde el proyecto quede encorsetado porque eso sería restringirlo, limitarlo. La propuesta es hacer los libros que nos gustan. El libro está vivo, es un cuerpo que tiene movimiento, color, ritmo, forma, es expansivo y vincular, y así como a las personas no lo podemos limitar hacia una única dirección.

Editorial Lote 11, un  gesto estético, poético y político detrás de cada libro

¿Qué hace un editor independiente y autogestivo?

Hace de todo. No hay nada romántico en eso, desde la lectura atenta y cómo pensar la posibilidad de que el material que tenés entre las manos pueda ser un libro, hasta corregir, diseñar, estar a pie de máquina en la imprenta, hacer planillas con presupuestos, despachar libros, y conseguir distribución. Todo eso hace un editor independiente y vale la apuesta para transitar el camino de materializar libros.

¿Por qué el nombre Lote 11?

Fue una búsqueda en un inicio inspirada por el libro de Virginia Woolf “Un cuarto propio” en donde lo entiendo como un manifiesto a la independencia de la mujer. Luego fue una hermosa pieza breve de Clarice Lispector que se llama “Es hacia allá que voy” (dice: … “Es hacia mí que voy”). Y con esos faros de inspiración quedaba encontrar un nombre que tuviera sentido propio. Un día, tirada al sol en el pasto del patio de mi casa pensé “estoy acostada sobre el nombre”. Este es mi Lote propio, el lote de mi casa, mi casa editorial. En mi barrio las calles no tienen nombre ni numeración solo número de manzanas y lotes, el mío es el 11. Así apareció.

¿Contanos del primer título, Experiencia del Cuerpo y Materialidad que es el que da nacimiento a Lote 11?

Malena Echeverría, la autora, es una amiga y artista que entre el 2016 y 2019 construyó una serie de objetos e invitó a artistas a participar con su escritura para releer y resignificar la obra. Ella siempre había pensado a estas piezas para un libro. Lo curioso es que ella desde un inicio quería que yo hiciera ese libro, pero en ese momento solo podía acompañarla desde el diseño editorial. Y así es que cuando inicio Lote 11 aparece la posibilidad de trabajar juntas en construir este libro que esperaba hace un tiempo. Las obras de Malena tienen una potencia simbólica que son afectivas y afectantes. A mí me conmovió su lenguaje estético y político. Son objetos con formas de cuerpos femeninos, algunos más definidos que otros, realizados con distintos materiales, en su mayoría con desechos, basura. Si bien estas piezas provocan distintas lecturas, considero que hay una, que es para mí inevitable y tiene que ver con los estereotipos sociales en relación a la mujer que tanto daño hacen y hay que desmontar. Construir este libro fue un trabajo amoroso, y como es un libro vivo fue mutando, evolucionando. En un principio era otro, nosotras también. A mí me interesaba salir del catálogo, ir más allá de la obra concreta, poder componer un relato visual a partir de los materiales y del proceso de trabajo de ella, generar intimidad. Poder salirse de esa magia de la obra “terminada”, porque nada es mágico cuando hay cuerpo, emoción, sensibilidad y en ese hacer no-mágico se van generando vínculos que involucran a otras y otros. La predisposición, complicidad y generosidad de los artistas que participan (como Tere Andruetto, Jenny Nager, val flores, Liliana Ancalao, Paulina Cruzeño, Claudia Huergo, Mariano Medina, Ana Prada, Pata Kramer) en este libro es producto de como Male se vincula. Ella abre la obra para que las piezas no sean un cierre sino apertura. Algo que insiste, resiste, se reescribe y se revisita.

¿Cómo conseguir el libro?

Lote 11 tiene una tienda virtual, y una distribuidora que es Hekht y ya están haciendo rolar el libro en muchas librerías amigas, eso me pone muy contenta. La circulación es muy importante, porque es cuando las lectoras y lectores se encuentran con los libros y se abre una nueva trama. La distribución es uno de los eslabones de esta larga cadena de hacer libros.

¿Tenes un nuevo proyecto?

Si, uno que me interesa muchísimo, pero aún es incipiente como para hablar, lo que sí te puedo decir es que tiene todos los ingredientes para ser un libro de Lote 11.

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