Los efectos climáticos se han traducido en tasas de concepción más bajas y un aumento en el porcentaje de abortos, incluso en aquellos establecimientos que cuentan con instalaciones para mitigar el calor y mejorar el bienestar animal.

Además, ha habido una reducción de hasta el 50% en la producción de pasto en los tambos pastoriles, lo que ha generado un aumento en los costos de alimentación en los establecimientos.

“Los establecimientos confinados se han visto gravemente afectados por la sequía, la más severa de los últimos 62 años, que ha dañado en hasta un 60% la producción de maíz y sorgo de primera calidad, y ahora está afectando las producciones de maíz tardío para la producción de grano y picado fino. Las pérdidas se pueden estimar en un 50%, lo que ha generado un aumento en el costo del forraje que representa entre el 40 y el 50% de la dieta, sumado a la baja oferta de maíz y al dólar Soja que ha afectado gravemente al sector productivo agropecuario y, en especial, al lechero.”, desarrolló el productor lechero Gustavo Torre. 

Por último, Torre señaló que los modelos que miden la rentabilidad de la cadena no contemplan el mayor costo de producción del eslabón primario, que se ha visto afectado por la sequía y los precios de los granos y subproductos. 

Al mismo tiempo aclaró que la cadena láctea no funciona de manera eficiente, ya que la industria no consultó a la producción antes de firmar los "precios justos", lo que ha generado una situación en la que la producción primaria no puede soportar el costo de producción y recibe precios por la leche que no cubren sus costos. 

“El gobierno no ha eliminado las retenciones a las exportaciones ni ha unificado el tipo de cambio, lo que ha generado una situación en la que se vende la leche con un dólar ficticio y se pagan los insumos a un tipo de cambio muy elevado. Estos errores se traducirán en una menor producción de leche y en una reducción en la cantidad de productores en el invierno de 2023.”, finalizó.