Una reciente investigación del Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich (IG), perteneciente a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y a la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), advierte sobre los crecientes niveles de algas del embalse San Roque, principal reservorio de agua potable de la ciudad de Córdoba, que impactan sobre el sabor y al olor de este recurso, y que también pueden ser tóxicas para la salud humana.

Desde la Comisión Nacional de Actividades Espaciales dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación detallan que el trabajo fue elaborado por la becaria del CONICET Alba German, en el marco del Doctorado en Geomática y Sistemas Espaciales del IG, dirigida por Marcelo Scavuzzo y Anabella Ferral. Según sus resultados, los incendios y la falta de planeamiento urbano serían los principales factores que explican el crecimiento de la eutrofización. Se trata de un proceso de contaminación orgánica generado por un exceso de nutrientes, en mayor medida nitrógeno y fósforo, que en este caso estaría generado por el ingreso de residuos cloacales al embalse, sin un tratamiento adecuado.

“Desde hace muchos años este embalse es clasificado como eutrófico, según el índice de Carlson, que usamos para medir este fenómeno a partir de la concentración de clorofila-a, medida con satélites. La situación ha seguido empeorando y, desde el 2019, pasa el 50% del año en estado hipertrófico, situado en el extremo de la escala. Si esto sigue así, va a ser muy difícil de revertir”, afirmó. Los informes que elabora German son enviados por convenio periódicamente a la Administración Provincial de Recursos Hídricos de Córdoba, que tiene a su cargo la gestión de los cuerpos de agua.

Investigan con satélites el crecimiento de las algas en el embalse San Roque

Análisis anual de la proporción de los estados tróficos en el centro del embalse San Roque hasta 2021. Allí se puede ver cómo crece la proporción de días hipertróficos.

La investigadora se concentra en el estudio de esta problemática desde 2014, cuando realizó su tesis de la Maestría en Aplicaciones de Información Espacial (MAIE) del IG. En ese momento desarrolló una novedosa metodología para detectar, con imágenes satelitales, eventos de floraciones algales en el embalse. Ese año también presentó un trabajo científico donde analizó la situación en el centro del embalse San Roque entre 2001 y 2014, con el hallazgo de un aumento significativo en la concentración de la clorofila-a que comenzó en 2010 y que continuó empeorando en los años siguientes. “Se registró un aumento sostenido de la eutrofización, a pesar de que la provincia invirtió en medidas de mitigación como la instalación de aireadores artificiales en 2008, localizados en la entrada a la garganta del embalse, y a la puesta en funcionamiento de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Carlos Paz en 2009”, dijo German. En este sentido, consideró que el tratamiento de los efluentes es un aspecto fundamental para revertir el proceso de eutrofización, pero aún haría falta generar una solución para reducir la carga de nutrientes que llegan al embalse.

Afluentes cargados de nutrientes

Actualmente German está desarrollando productos para detectar floraciones algales en base a información del satélite Sentinel 2 y datos de campo que provee el Gobierno de la provincia de Córdoba. A diferencia de los satélites Landsat y MODIS, con los que trabajó anteriormente el grupo de investigación, la constelación Sentinel 2 permite obtener información espacio temporal conjunta cada 3 o 5 días, dependiendo de la pasada y de las condiciones meteorológicas, con una resolución espacial de 10 metros. Esta herramienta satelital representa una ventaja para los estudios que llevan a cabo desde el Instituto Gulich.

Investigan con satélites el crecimiento de las algas en el embalse San Roque

Los mapas muestran las tendencias positivas y negativas de concentración de clorofila-a en el embalse San Roque en cada estación del año entre 2016 y 2019. En los sectores azules y verdes, la tendencia es negativa. En el otro extremo, en naranjas y rojo la tendencia es positiva. En amarillo, los valores se mantuvieron estables.

En 2021 German publicó un trabajo con la evolución de la concentración de clorofila-a en el embalse entre 2016 y 2019. En ese informe se advierte que las zonas más críticas, donde se observan los mayores valores medios en la concentración de clorofila-a, coinciden con los dos principales afluentes de embalse, que son los ríos Cosquín y San Antonio.

“Las cuencas de estos ríos están muy urbanizadas y el tratamiento de los residuos cloacales es insuficiente, por eso el embalse recibe un gran aporte de nutrientes”, aseguró. “El San Antonio sigue teniendo medias más elevadas en la concentración de clorofila-a, sobre todo en primavera y verano. En la zona norte del embalse, influenciada por el río Cosquín, pudimos detectar zonas con gran tendencia positiva de crecimiento en la concentración de clorofila-a en estos años. Por la hidrodinámica propia del embalse, esto está afectando directamente a la garganta, zona cercana a la pared del dique, en donde el agua se estanca y se generan las peores floraciones, que además afectan directamente a la toma de agua que provee a Córdoba de este elemento purificado. Los aireadores artificiales, instalados en esta zona para prevenir estos eventos, están siendo insuficientes para mitigarlos”, detalló.

Los estudios realizados por Alba German comprenden información satelital y datos tomados a campo, que también son aportados por el Gobierno de la provincia de Córdoba.

Más satélites para investigaciones

Los próximos trabajos del Instituto Gulich para avanzar en las investigaciones del crecimiento de las algas sobre el embalse San Roque apuntan a la integración de datos satelitales ópticos, de radar y mediciones de campo. El radar SAR en banda L de la constelación de satélites argentinos SAOCOM aportará nueva y valiosa información para cuantificar el área comprendida por el cuerpo de agua y el proceso de eutrofización.

Esta investigación se llevará adelante en el marco de un proyecto más amplio, coordinado por el Instituto Nacional del Agua (INA) y en el que participan otras instituciones del sistema de ciencia y tecnología nacional, que recibirá fondos del Programa de Desarrollo de Tecnologías Satelitales (PROSAT II) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La finalidad del proyecto es desarrollar un modelo geoespacial de estimación de parámetros de calidad de agua a partir de observaciones satelitales, a fin de realizar un seguimiento de su evolución en cuerpos de agua. Los productos generados en este proyecto permitirán contribuir al conocimiento, modelado y gestión regional de los cuerpos de agua destinados a la potabilización a través del monitoreo remoto satelital de la calidad de sus aguas con énfasis en el seguimiento de las floraciones algales.