Semanas atrás, por unanimidad el Senado de la Nación dio el primer paso para avanzar hacia la creación del Parque Nacional Ansenuza. Tras la sanción, el paso de las tierras públicas provinciales que rodean a la laguna de Mar Chiquita pasaron a dominio del Estado nacional.

Sin embargo, aún queda un largo camino para recorrer hasta que el Parque Nacional Ansenuza comience a funcionar como tal. Durante el proceso, se consideraron muchos aspectos y argumentos económicos. En este sentido, hay un acuerdo generalizado de que el asentamiento de la reserva natural será muy beneficioso para la comunidad en general, especialmente para la industria turística y la generación de puestos de trabajo. 

Ante tal escenario, la comunidad Kasic Sacat no es la excepción. Néstor Bárzola es el Charaba de la comunidad de origen sanavirón, y cuenta que no se oponen a la creación del parque, pero que sí esperaban ser consultados durante el proceso de elaboración del proyecto de ley, para exponer la posición de la comunidad en el debate de comisiones. 

“La ley prevé que se nos consulte y tenemos actividades ancestrales que pueden verse afectadas, fue como si no existiéramos”, dice.

No es menor que en ningún párrafo del Proyecto de Ley del Parque Nacional Ansenuza presentado en la Cámara de Diputados se mencione a los pueblos originarios ni a los agentes nativos de la zona. Términos ambiguos como “poblamientos humanos” y “pueblos antiguos” son los utilizados para referir a quienes durante siglos han habitado estos territorios.

Fue en respuesta a esta situación que el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC, el Movimiento Campesino de Córdoba y el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) elaboraron un documento conjunto que pide contemplar la “forma ancestral” en que habitan las comunidades campesinas e indígenas de la zona. Considerando también la incorporación de un artículo que garantice la participación de las comunidades en la gestión de los bienes naturales del parque.

¿Qué dicen desde la Administración de Parque Nacionales?

Desde la Dirección Regional Centro aseguran estar trabajando de manera conjunta con Kasic Sacat. El jueves realizaron la primera consulta informada junto a a referentes de la comunidad, una reunión presencial donde los lugareños pudieron expresar sus inquietudes y escucharon en qué consisten los detalles del parque. 

El jueves, autoridades de Parques Nacionales revisaron el trazado de hectáreas junto a la comunidad Kasik Sacat. Foto: Gentileza
El jueves, autoridades de Parques Nacionales revisaron el trazado de hectáreas junto a la comunidad Kasik Sacat. Foto: Gentileza

Si bien el reclamo de la comunidad Kasic Sacat nace ahora, es verdad que la historia de creación del Parque Nacional Ansenuza data desde 1994. Año en que la Legislatura de Córdoba aprobó la creación de la Reserva Provincial  “Bañados de Río Dulce y Laguna Mar Chiquita”. Mucho después, ya en 2017, se propone la creación de un Parque Nacional.

“Nosotros desde ese entonces pedimos la inclusión de otros sectores tanto de las comunidades originarios como de los movimientos campesinos organizados, y en ese momento, la verdad es que no hubo una respuesta favorable a la integración de una mesa común”, explica Facundo Fernández, titular de la Dirección Regional Centro de Administración de Parques Nacionales (APN).

En 2020 la situación cambió. Dice en este sentido, que tras el cambio de gestión nacional, pudieron establecer diálogo con la Asociación Civil Costeros Unidos, y el Movimiento Campesino de Córdoba. Un año más tarde, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) elaboró la resolución 11/2021 que establece la consulta obligatoria previa e informada a los pueblos como así también el fortalecimiento comunitario. 

No fue hasta entonces que la APN tomó conocimiento de la existencia de Kasic Sacat. Según cuentan hubo una visita destinada a informarse sobre los trazados de la comunidad, y que el proceso de incorporación a las mesas de diálogo se concretaría este jueves con la presencia de la comunidad sanavirona.

¿Reserva o Parque?

En Argentina, la ley 22.351 establece y regula las diferentes categorías de conservación patrimonial. Tanto Reserva y Parque son categorías complementarias, pero lo que distingue una de otra es la capacidad de asentamiento y de explotación económica. Totalmente prohibida para la segunda a excepción del turismo.

La comunidad fue reconocida ante el INAI en 2021. Foto: Néstor Bárzola.
La comunidad fue reconocida ante el INAI en 2021. Foto: Néstor Bárzola.

Por ende, todo el proceso que actualmente se está desarrollando alrededor de Mar Chiquita impacta directamente en las comunidades que allí residen. Sobre esto, Fernández aclara que en principio el territorio que habita Kasic Sacat sólo estaría dentro del marco de Reserva Nacional. Pero todo será asentado una vez sancionada la ley. 

De allí que la comunidad dirigió diversos pedidos a organismos estatales y provinciales para formar parte del proceso de debate y trazado. Ya que ante la creación del parque podrían verse afectadas algunas de sus actividades económicas, como la producción de miel agroecológica y de sus alimentos. 

La historia del Pueblo de Paz

Todo comenzó con el Pueblo de Indios de Guayascate a mediados del siglo XVIII. En 1760, María Rosa Barco y Andrés Saravia bautizan a su primer hijo, Pedro Antonio Saravia. Quien 19 años más tarde sería el primer mestizo natural de su comunidad en ser reconocido como tal por el Estado Nacional. 

En 1787, Andrés decide reclamar a la Corona Española el derecho a ser los dueños legales de algunas hectáreas que hoy habita la comunidad. En ese momento, la primera respuesta fue negativa, y el pedido desechado por trabas legales virreinales. 

Fallecido su esposo, María Rosa no se da por vencida y decide avanzar con la denuncia realizada por Andrés. Ante múltiples trabas logró establecer una reunión con el Marqués de Sobremonte, el primer gobernador intendente de Córdoba. Esta vez, la única solución que le pudieron brindar fue la compra de las tierras mediante un remate.

Es así que con dos cuerdas de cáñamo se midieron 4 leguas de ancho y 4 leguas de largo, cada esquina marcada con un mojón de madera de quebracho. Así todo el universo de Kasic Sacat quedó definido en una superficie de aproximadamente 40 mil hectáreas. 

“En ese momento los tasadores dijeron que la tierra era salitrosa y muy difícil de establecer una quinta, y por eso el valor final quedó en 72 pesos”, señala Néstor Bárzola. 

Un mes más tarde, María Rosa llega a la esquina de la Catedral de Córdoba. Allí se disputaría el remate de las tierras de su comunidad, y ella no iba a retroceder. Ante una mesa de madera de pino, y al son de tambores se dio inicio a la subasta. 

“Tuvo que comprar las tierras en que vivía a la Corona, sus propias tierras”, recuerda. 

Hoy parte de la historia de Kasic Sacat habita no sólo la superficie de Ansenuza sino también su interior. En hectáreas que circundan la Reserva Nacional están enterrados los restos de sus ancestros, algunas de las cuales hoy están bajo propiedad privada. Al respecto, Bárzola cuenta que sus abuelos tomaron la decisión de vender una parte de tierra de la comunidad debido a la dura situación económica que enfrentaban en ese momento.

Naturaleza, turismo y crecimiento

La historia de Kasic Sacat demuestra que generaciones enteras han habitado estas tierras mediante un diálogo respetuoso con la naturaleza. No es la única comunidad que demanda ser oída y respetada por el Estado Nacional que durante siglos impuso más trabas que respuestas. 

En el contexto actual global y particular de la Argentina, es imperante promover formas de turismo sostenibles no sólo para con los ecosistemas de flora y fauna sino también para todas las comunidades que residen en las zonas de conservación. 

Tal y como lo expresa la fundamentación del proyecto de ley para creación del Parque Nacional, es deber del Estado proteger el patrimonio natural y cultural de la biodiversidad. Pero en este proceso no se debe pasar por alto que las comunidades también tienen el mismo derecho.