"Como rompía los zapatos, me ponía botas de goma para poder jugar y que mi mamá no me rete", dice Rosa. "Me decían que si jugaba iba a ser un varoncito", cuenta Silvia, las dos pioneras del fútbol femenino de Córdoba. 

Rosa Villagra, tiene 69 años y Silvia Barrionuevo, 73. La primera es arquera e hincha de Belgrano, la segunda delantera y de Talleres.

Ambas son parte de la generación de pionera en el fútbol femenino de Córdoba. Cada una con una historia diferente, las une la valentía de romper prejuicios, de desafiar el "qué dirán" y luchar por lo que hasta el día de hoy las apasiona: el jugar al fútbol. 

Mirá el video con las Pioneras del fútbol

Amigas de toda la vida se conocieron integrando el equipo de "Las Estrellas de Pueyrredón" , club  fundado en octubre de 1962 , que remonta a uno de los antecedentes más formales del fútbol femenino en Córdoba, dirigidas por Luis Roque Díaz. 

En esa década empezaron a organizarse campeonatos en nuestra provincia, con un fomento que sin dudas, marcó el sello de las "pioneras".  

"Buscamos que con nuestro tesón y sacrificio, el fútbol femenino llegue a todos los confines de la Patria; que la mujer sin perjuicio pueda participar de ese magno deporte; inculcar a través de nuestro ejemplo a futuras instituciones la realización de presentaciones a beneficio de instituciones que tanta ayuda necesitan; de esta manera habremos contribuido a incrementar el fútbol femenino y cumplir una obra social ", publicaban los representantes del club en la revista" Así ", un 14 de octubre del año de su fundación, dando cuenta de la relevancia que comenzó a tener el femenino.

Las estrellas de Pueyrredón, fundado en octubre de 1962.
Ezequiel Luque
Las estrellas de Pueyrredón, fundado en octubre de 1962. Ezequiel Luque

Dos amigas, dos pasiones, dos pioneras

Rosa Villagra  sigue siendo jugadora, así lo siente y se define. Aún se junta con un equipo de "chicas más jóvenes" para despuntar el vicio. 

"Empecé en el fútbol jugando con los varones", expresa a este medio. 

"Tenía muchos problemas en mi casa por jugar porque no me dejaban. Mi papá quería que jugara. Mi mamá me retaba porque rompía las zapatillas. Jugábamos en la calle, me cruzaba cuando veía que llegaban los chicos. Antes éramos humildes, no tenía botines. y me ponía las botas de goma, todo por cuestión de jugar ", sostiene entre risas. 

Rosa es amante de los deportes en general y en su juventud se dividía (como ocurre 40 años más tarde) entre su pasión y el trabajo para poder vivir. En sus comienzos era empleada de una peletería. 

Rosa es arquera, hincha de Belgrano. 
Ezequiel Luque
Rosa es arquera, hincha de Belgrano. Ezequiel Luque

Aparte del fútbol también jugó al básquet, a los 17 años. Se desempeño en Belgrano y ese paso le dio herramientas que le servirían en el fútbol, ​en el arco. 

Su paso en las Estrellas se dio por un aviso en el diario. Buscaban talentos, fue a probarse y quedó. "Practicamos en las barracas, todas jugaban bien. Empecé jugando al centro, pero ya tiraba más para arquera". 

"Éramos todas unidas, cada una sabía a lo que jugaba, no había discusiones". 

Después tuvo su paso por Boca de Cosquín, donde le pagaban por jugar. Un antecedente de la "profesionalización". 

En 1974 recibió el llamado para jugar en la Selección. "Con Beti García, Marta Soler", recuerda. "No había plata, así que hacíamos partidos en las canchas de básquet, para recaudar". 

A los 36 años tuvo un ACV, por "todos los problemas que tenía", pero a pesar de eso se superó.

"Soy una persona positiva. A mi me para sólo Dios. Lo más lindo en la vida es jugar". 

Silvia tiene 71 años
Ezequiel Luque
Silvia tiene 71 años Ezequiel Luque

Silvia Barrionuevo, al igual que Rosa, empezó a jugar con los varones desde chiquita y en la calle. Silvia es goleadora de alma.

También tuvo que vencer la resistencia de parte de su familia que no entendían que le gustara "la pelota": su abuela y su tía no querían que jugara, pero tenía el apoyo de su mamá. 

La historia de Silvia tiene un mentor que reclutó talentos y formó el equipo de Santa Rosa de barrio Patricios, para ella ese el "verdadero primer equipo femenino". 

"El primer equipo que jugué fue ese. María Inés Rodríguez, que era parte, me vio y me llamó para las Estrellas. Ahí jugué por muchos años". 

Después pasó por "Las Pichanas" de San Vicente. 

"Era muy difícil jugar en esa época, te criticaban, te decían que eras un varón porque jugabas. Pero nunca le llevé apunte a la discriminación, porque el futbol hasta el día de hoy es mi amor, es mi pasión". 

Actualmente ambas juegan en un equipo femenino, una vez por semana, donde después del partido disfrutan del "tercer tiempo", con un asadito que les inyecta energía hasta el próximo partido. 

"Lo importante es ser feliz y la felicidad es poder jugar", remarcan ambas en una sincronización que en la cancha se evoca al "juegan de memoria". 

Las fotos muestran la experiencia de ambas. 
Ezequiel Luque
Las fotos muestran la experiencia de ambas. Ezequiel Luque