Bozana Pablovich y Krste Martinovich no llevaban esos nombres cuando debieron abandonar la tierra hoy conocida como Macedonia del Norte. Debieron cambiárselos, de hecho, para lograr salir.

Sin embargo su hija, nacida en Santa Fe pero habitante de Córdoba desde sus 40 días de vida, sostiene muchas de las tradiciones del país de la exYugoslavia.

Desde Despeñaderos, hoy Sara Martinovic celebra el presente del equipo de fútbol de sus padres. Es que la selección masculina puede clasificarse este martes para jugar su primer Mundial de fútbol.

Es el equipo que viene de eliminar a Italia en el Repechaje europeo, y de superar a la Portugal de Cristiano Ronaldo podrá estar jugando en Qatar a partir del 21 de noviembre próximo.

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El pimiento de "una tierra olvidada"

Vivaz y de buen humor, Sara mantiene contacto con su familia en Europa del Este. "De pequeña aprendí el idioma, más o menos lo domino. Y estoy seguido en comunicación telefónica", dice.

Celebra que "esa tierra tan olvidada y alejada del resto de la humanidad pueda haber llegado hasta acá" merced a "la hombría de bien y amor al deporte" de sus protagonistas.

Sara valora poder "agitar las banderas" rojas y amarillas.

Y concluye: "Mi hija y mi nieto mayor estuvieron en Macedonia. Y trajeron semillas de pimientos, que son tradicionales. Y acá siguen dando. En el último partido festejamos con la bandera y un pimiento en la mano".

Buscando entre sus recuerdos, hoy es consciente de la importante de "tener una bandera propia, bandera e himno" y "significa un orgullo ser una Nación independiente". El fútbol, en ese sentido, "afirma más sus raíces".

En diálogo con su nieto, Pedro, dice que "mi padre era muy amante del fútbol, hincha de Boca" y dice que "hay muchas familias macedónicas en Córdoba".

Vamos vamos Macedonia - Sara Martinovic