Rafael Spregelburd es actor, director y dramaturgo, con una gran trayectoria en teatro y cine nacional. Fue invitado para presentar la película “El hombre de al lado”, un film estrenado en 2009 que se ha convertido en material de estudio para los arquitectos. 

El artista estuvo en Córdoba en la apertura de la III Bienal Córdoba Ciudad Diseño 2022, en el marco del ciclo “El cine también diseña'' donde fueron seleccionadas películas donde la arquitectura y el diseño cumplen un rol protagonista. 

Spregelburd protagoniza el film “El hombre de al lado” junto al cordobés Daniel Aráoz. La película fue dirigida por la dupla Gastón Duprat y Mariano Cohn (“Competencia oficial”), y se ha convertido en un clásico del cine argentino, una película de autor donde se narra un conflicto entre vecinos que parece no tener fin. Una simple pared medianera puede dividir dos mundos, dos maneras de vestir, de comer, de vivir. Lo llamativo del film es el uso de la locación: Está filmada en su totalidad dentro de la Casa Curutchet (salvo una escena dentro de una combi). Esta icónica vivienda se encuentra en La Plata, Buenos Aires. Fue diseñada por el arquitecto suizo Le Corbusier en la década del ´40, ejecutada por Williams que tuvo que adaptar el diseño original a las leyes arquitectónicas de Argentina. La casa fue encargada por el médico argentino Pedro Domingo Curutchet.

La Casa Curutchet en La Plata, Buenos Aires - Foto laplata.italiani.it
La Casa Curutchet en La Plata, Buenos Aires - Foto laplata.italiani.it

Rafael Spregelburd, mantuvo un diálogo con cba24n.com.ar, donde explica cómo fue habitar la Casa Curutchet para interpretar a su personaje Leonardo, un diseñador muy exigente, con gusto refinado, que maltrata a desconocidos y humilla a sus alumnos. 

-¿Cómo fue su acercamiento a la Casa Curutchet?

Yo sabía algo de Le Corbusier, que tenía varios intereses encontrados con la ciudad de Buenos Aires. A él le hicieron una propuesta de rediseño de Buenos Aires y el dijo que había que tirar todo abajo. Algo muy extremo como propone su movimiento, el racionalismo. Yo no conocía la casa. La casa le pertenece al Colegio de Arquitectos de Buenos Aires, que tiene su sede en La Plata. La casa es extraordinaria, es una obra de arte, fue construida en 1948, no tiene instalación de gas, por lo que no se podría habitar. 

-Todas las escenas se rodaron dentro de la casa, ¿Cómo fue habitarla durante dos meses para filmar la película?

A mi me pasó una cuestión emocional con esa casa, porque estuve viviendo allí para el rodaje. Los directores filmaron de una manera excepcional. Es uno de los mejores registros que existe de la casa. Todas las escenas se rodaron cronológicamente, algo que no se hace en el cine. Hay plano secuencia sin cortes, eran como escenas teatrales, fue muy ensayado, es un film con un diseño de producción muy atípico.

El artista agrega que luego del film fue convocado para presentar un documental en Canal Encuentro llamado “Arquitectos Argentinos, maestros del espacio”. Allí regresó a la casa para mostrarla desde el punto de vista del documental y cuenta “no era lo mismo que vivirla y mostrarla como la podía mostrar el cine, eligiendo los planos. Fue muy emocionante porque entré en convivencia con los detalles, la casa está hecha de detalles. Es la única obra que Le Corbusier hizo entre medianeras. Se vio obligado a trabajar de esta manera, que a él le parecía un disparate, porque la ley de construcción en Argentina permite que la gente apoye su casa en la pared de la casa de al lado. Algo que no sucede en Europa. Allí el Estado construye el bloque entero de manzanas y por eso hay ciudades enteras que son uniformes en su estructura. Todo lo que él piensa sobre qué debe ser una casa entra en contradicción con lo que se hace acá, por ejemplo la casa tiene una puerta ficticia que es solo un marco de puerta y sin nada alrededor, que es un sueño para los ladrones. William fue planteando la adaptación de los planos a la realidad”. 

En cuanto al guion de la película, el actor destaca que estaba muy bien realizado con todos los detalles y que no se salieron ni una coma de lo que estaba escrito: “Andrés Duprat, el guionista de la película, es arquitecto y sabe mucho sobre la casa. Él nos iba contando todo esto, incluso en el arte de la película, en las locaciones había muchos libros de Le Corbusier y como había mucho tiempo a veces jornadas de 5 horas de espera para filmar, teníamos tiempo para leer esa bibliografía. Se creó una pared ficticia y los albañiles tenían que terminar la pared y a veces teníamos muchas horas libres". Además, agrega que no se alquilaron luces para el rodaje, se usó la luz natural que ofrecía el diseño de la casa. 

Película "El hombre de al lado" (2009) - Foto arquitecturayempresa.es
Película "El hombre de al lado" (2009) - Foto arquitecturayempresa.es

Una dupla de personajes explosivos

Leonardo y Víctor son los vecinos protagonistas de esta película que tratan de solucionar un problema que parece no tener fin. Sobre su protagónico, el artista describe: “Mi personaje es despreciable, es horrible, la película es muy compleja en lo ideológico porque parecería que te presenta una dicotomía entre un personaje sofisticado, culto, de clase alta y alguien de clase baja, que no tiene acceso a la cultura, y no es exactamente así. Si uno mira la película con atención los dos tienen el mismo nivel económico. Hay una diferencia de la que no se habla, que es un tabú, se trata del gusto. Me parece que la pregunta que se hacen los directores es ¿Qué es el gusto? y cómo la cultura te dice qué está permitido y qué no, qué es lo grasa y cómo esto genera una moral defensiva y una moral de ataque… El film es más complejo y los dos personajes son positivo y negativo al mismo tiempo, cosa que cada vez se ve menos en el cine”. 

En la película hay momentos donde el personaje de Daniel Aráoz monta una pequeña escena usando los dedos con unas botas donde baila y realiza coreografías con comida. Esto lo hace en la ventana conflictiva para llamar la atención de Lola, la hija de Leonardo, que no le habla a sus padres, y parece siempre indiferente a todo lo que pasa en la casa. Sobre estas escenas tan particulares que rompen con la estética y el “buen gusto”, Spregelburd comparte: “Hay gente que las ve y dice qué encantador el vecino, que es el único que logra entrar en esa chica que es prácticamente autista, se lleva tan mal con sus padres, y otras personas han dicho: es un perverso que le muestra cosas por la ventana por lo que hace con la banana, las fetas de mortadela y el dulce de leche. Esa escena, depende dónde el espectador ponga su perjuicio significa una cosa o la otra, y toda la película está construida así. Los debates que se han dado, se hablaba de esto, la gente afirmaba cosas que la película no dice o está puesta para que ocurra esa misma confusión perceptiva en dos personas que puedan verla a la vez y que puedan pensar lo contrario. Cuál es ese misterio que nos hace la cultura que nos haga tomar partido, porque en realidad los dos personajes están equivocados. Uno es un entrometido, prepotente, vulgar y el otro está dispuesto a hacer lo que tenga que hacer, incluso dejarlo morir con tal de hacer valer su autoridad cultural sobre el otro. Son dos personajes de los que yo no querría hacerme amigo jamás”. 

Interior de la Casa Curutchet - Foto lavozdechile.com
Interior de la Casa Curutchet - Foto lavozdechile.com

-¿Cómo fue la invitación a participar de la Bienal de Diseño en Córdoba?

El tema del diseño me interesa, todo lo que sé de arquitectura lo aprendí hablando con arquitectos, a favor y en contra del racionalismo. La historia de la arquitectura sobre todo en este país es la historia del poder. Porque la arquitectura y cómo el Estado construye muchas veces tiene que ver con quiénes acceden a tomar esas decisiones. Cuando la Provincia de Buenos Aires tuvo un gobernador fascista como fue Fresco se le comisiona a Salamone la construcción de todos los edificios representativos de los pueblos del sudoeste de la provincia. Y vemos cómo en esa obra hay imitación del futurismo italiano.

Sobre el significado del arte, el actor y dramaturgo explica: “Recuerdo cuando estaba en la facultad, cursando Arte Combinadas, había una diferencia muy importante que hacían nuestros profesores y que no es compartida completamente, que es la posición del arte con otras cosas compartidas. El arte es una disciplina que se pelea con otras dos: Una es la artesanía y la otra es el diseño. El arte no es ninguna de las dos cosas. La artesanía es la repetición en serie, en cadena de algo que en algún momento fue una forma artística... El diseño, que sería la parte estética de cómo vivimos nuestra vida, a veces tampoco tiene que ver con el arte. Tiene que ver con la comodidad de lo ya aprendido y no de instalar algo nuevo. Dónde pone al diseño esta división que puede ser arbitraria y lo que muestra la película es el lado B del diseño, de la belleza, qué cosas esconde o distorsiona”.