La situación no pasa desapercibida en una Sudamérica que tiene, en las próximas semanas, tres elecciones clave.

Perú está enmarcado en una crisis de Poderes, tras un lunes en el que el presidente, Martín Vizcarra, resolvió la disolución del Congreso de la Nación, de mayoría fuyimorista, y con tendencia a un golpe de Estado.

La respuesta desde el Legislativo llegó con la decisión unilateral de desoír al mandatario, acusarlo de “una grave infracción constitucional” y designar en su lugar a la actual vicepresidenta, Mercedes Aráoz.

La mujer, haciendo gala de su condición de “ciudadana, mujer y madre”, tomó la palabra y asumió, en sus conceptos, “de manera temporaria” el poder.

En las calles, una multiplicidad de ciudades se vieron colmadas en defensa de la institucionalidad, en claro respaldo a Vizcarra, quien decidió convocar a elecciones legislativas para enero de 2020.

El presidente se reunió este martes con líderes de las Fuerzas Armadas, recibiendo otro respaldo clave.

Aráoz dijo que convocará a la Organización de Estados Americanos (OEA) y se autoproclamó al frente del inicio de “una etapa de convivencia democrática y un acuerdo de gobernabilidad”.

En medio del escándalo, uno de los integrantes del Congreso, Roberto Vieira, intentó salir del país tomando un vuelo rumbo a Miami, pero tenía su carnét diplomático vencido, y quedó expuesto.

Mientras tanto, en la región el próximo 20 de octubre, se realizan las elecciones presidenciales en Bolivia y Uruguay, ambas con resultado abierto.

Una semana después, los comicios generales en Argentina.