Cuenta Norberto Osvaldo Alonso, el "10" de River Plate en aquel equipo que ganó todo lo que jugó en 1986, que Hugo Orlando Gatti le había pedido a un directivo de la empresa Adidas en Argentina que el superclásico se jugará con una pelota que no fuera blanca, para evitar que se mimetizara con el color de los miles de papelitos que habitualmente los hinchas de Boca Juniors lanzaban cuando ingresaba su equipo.

Así se hizo. Como también la vuelta olímpica que dieron "Los Millonarios" que llegaban a la cancha de su archirival con el título ya conquistado. La decisión de darla fue tomada por los jugadores que se reunieron en la habitación de Oscar Ruggeri en las horas previas al encuentro.

Y para Alonso el clásico, el último que jugó en su carrera deportiva, no pudo ser mejor. Sus dos goles determinaron el resultado del partido. Derrota de Boca Juniors con dos goles suyos: uno, de cabeza, en el primer tiempo, con una pelota naranja, tras un tiro libre lanzado por Roque Raúl Alfaro; el otro, en el segundo tiempo, con una pelota blanca.

Para él, uno de los grandes referentes en las décadas de los 70 y 80, y para River Plate, aquella tarde en La Bombonera no pudo ser más perfecta.