Aún nadie puede imaginar hasta donde calará la ignominiosa derrota del Barcelona frente al Bayern por la Champions. Las esquirlas permanecerán por bastante tiempo en el corazón de uno de los clubes más poderosos de Europa. Independientemente de las valoraciones respecto del final de una época, el comienzo de la reconstrucción estará por encontrar un técnico que lidere el proceso. 

Aparece en el horizonte el nombre de un entrenador argentino sin trabajo hace ya un tiempo: Mauricio Pochettino. Sin embargo existen algunos antecedentes retóricos que pueden llegar a complicar su arribo a la institución. 

La primera vez que le preguntaron sobre la posibilidad de entrenar al Barça fue en 2017 y Pochettino dejó lugar a dudas: "Sería imposible, porque mis lazos emocionales están creados en Barcelona con el Espanyol. Hay valores en la vida que no se pueden cambiar. La evolución existe claro, pero yo no puedo cambiar ese sentimiento y mi relación emocional con el Espanyol es tan grande por el tiempo que pasé allí y por la magnitud del impacto que creó en mi persona"

Pero la gran frase, la que todo el mundo le recuerda, fue en enero de 2018: " "Nunca voy a ser entrenador del Barcelona o del Arsenal porque estoy muy ligado al Espanyol y al Tottenham. Yo he crecido en Newell's Old Boys y nunca entrenaré a Rosario Central. Prefiero trabajar en mi granja de Argentina antes que ir a entrenar a ciertos clubes".

Quienes entienden que a pesar de semejante pirotecnia verbal del rosarino, aún tiene chance de poder dirigir al Barsa, sostienen que todo cambió luego de un encuentro casual entre el argentino y el presidente Bartomeu. Allí Pochettino dijo que seguramente se apresuró en aquellas expresiones, y agregó: "no quise faltar al respeto al Barcelona. Se pueden decir las cosas de forma diferente. El Español me ha hecho un nombre. Pero no soy arrogante y no me gustó hacer una declaración como esa. Quizá ahora no lo haría porque en la vida nunca se sabe qué pasará".