No hay ningún otro color desde la avenida Santa Fe hacia el oeste. Aunque no esté, el celeste se huele, se palpa, se siente, se disfruta. Se expresa en los muros de Alberdi; en graffitis, en leyendas, en piratas, en pantalones cortos, en cualquier forma de expresión que identifica el sentimiento hacia un club que reúne el corazón de una gran porción de Córdoba.

Hoy el club atlético Belgrano cumple 116 años de vida. Ni los cinco hermanos Lascano, ni Arturo Orgáz, ni todos sus amigos que se animaron a fundarlo pudieron imaginar lo que el tiempo transformaría en cuerpo y alma. Cuerpo, en cada pared pintada de cielo; alma, en cada brisa que transporta el aliento inalterable de una hinchada que no transige con el descanso, que disfruta de la canción, que golpea con fruición el bombo, que ejercita con placer la fidelidad hacia el color del firmamento.

Ya pasada la reciente ola de grandes acontecimientos, en la que hubo roces con la vanguardia en varios torneos y participación entusiasta en torneos internacionales, poco después de que Olave atajó más que un penal y de que Farré hizo más que un gol, el presente obliga a reiterar al esfuerzo y la perseverancia para volver a volar en esas alturas.

Más que un club, con su fútbol en la segunda categoría, su abanico de propuestas sociales lo han arraigado cada vez más a un sector de Córdoba que lo ama y lo apaña, que lo banca y que le exige, a la vez, mucho más de todo lo que ha ofrecido hasta ahora.

Aniversario celeste: Belgrano cumple 116 años
Aniversario celeste: Belgrano cumple 116 años

En estos días, con Luis Fabián Artime en la presidencia, intentará volver a la primera división. Pero lo más importante para la comunidad pirata es que aunque el fútbol siga siendo su mascarón de proa, sea cual fuere su suerte, el barco seguirá navegando por una fortaleza institucional como nunca la tuvo en su más que centenaria vida.