A tan solo tres años de la conquista del mundial de México 86, Diego Maradona disfrutaba, se divertía y, aún en la derrota, dejaba pinceladas para el asombro del planeta fútbol.

Una muestra de ello fue el 14 de julio de 1989 por la Copa América de Brasil. Argentina, campeona del mundo, y Uruguay, por ese entonces bicampeón continental, se enfrentaban por el cuadrangular final con un antecedente muy cercano: en Goiânia, el equipo de Carlos Bilardo había vencido a los charrúas 1 a 0 con gol de Caniggia por la cuarta fecha del grupo B, aunque la Albiceleste ya venía tambaleando en el cuadrangular decisivo tras haber caído 2-0 ante Brasil con goles de los intratables Bebeto y Romario.

Las formaciones en Río de Janeiro en esa oportunidad eran:

Argentina: Nery Pumpido, Néstor Clausen, José Luis Cuciuffo, Oscar Ruggeri, Roberto Sensini, José Basualdo, Sergio Batista, Pedro Troglio, Jorge Burruchaga, Claudio Caniggia y Diego Maradona. 

Uruguay: Javier Zeoli, José Herrera, Nelson Gutiérrez, Hugo De León, Alfonso Domínguez, Santiago Ostolaza, José Perdomo, Rubén Paz, Enzo Francescoli, Antonio Alzamendi y Rubén Sosa.

Pedro Troglio salió al cruce de un pase entrelineas del mediocampista José Perdomo y ese despeje le cayó a Maradona, quien la bajó con la rodilla izquierda y metió un zurdazo desde el círculo central que se estrelló en el travesaño de Zeoli. El impacto fue tal que tras ser devuelta por el palo, la pelota volvió a picar recién en la medialuna y a Hugo de León le costó controlarla para salir jugando desde el fondo. No fue gol, pero ya nadie pudo salir de su asombro.