Abrazos, aplausos, besos y también medalla. En la madrugada argentina, Los Murciélagos aseguraron la quinta presea para el país en los Juegos Paralímpicos que se disputan en Tokio.

Fue con el triunfo 2-0 frente a China, en el partido de semifinales.

El combinado nacional de fútbol para ciegos contó con la derecha goleadora de Maximiliano Espinillo, quien anotó los dos goles.

Primero, mediante un penal a poco que termine el primer tiempo. Su disparo, seco, venció la resistencia del arquero rival.

Ya en el segundo tiempo el cordobés, aquel nacido en Villa El Nylon que perdió la vista a sus cuatro años, puso el resultado final. Con olfato goleador fue a buscar una pelota perdida y no desaprovechó tiempo: puntazo al palo, rebote en el guardavallas y a cobrar.

El paso de los minutos expiró con ese mismo tanteador. Y el festejo nacional fue enorme.

La historia de Espinillo, el héroe de la jornada, se remonta a una vida cargada de vaivenes. Futbolero desde siempre, quien hoy porta el número 15 de la camiseta argentina se las tuvo que ver en la calle, siendo vendedor ambulante.

Hoy, a sus 27 años, juega en el santafesino equipo de Los Búhos en la Liga Nacional, y cumple como muchos de sus colegas el sueño olímpico. Por lo pronto, llevando a la selección a la final.

El sábado próximo, desde las 5:30, Los Murciélagos van por la medalla dorada. Enfrente estará Brasil.

Con goles del cordobés Espinillo, Los Murciélagos accedieron a la final