Desde el 2015 que Miguel Cáceres sueña y entrena para ser parte de la "Iditarod Trail Sled Dog Race", la competición anual más importante de la especialidad llamada mushing (carreras de trineos) que tiene lugar en el hemisferio norte.

El mushing es un deporte tradicional en los países nórdicos y en los Estados Unidos. No es tan popular por aquí debido a que las condiciones climáticas no son tan extremas. Para Miguel fue un total descubrimiento.

En el año 2005, en Ushuaia, que conoció la práctica del mushing. “Trabajé con algunos criadores de perros y entendí de qué se trataba este mundo. Al principio estaba un poco escéptico por la exigencia hacia el trato a los animales, porque si lo hacia tenía que ser desde el cuidado y el amor total hacia ellos. De esa manera, nunca me lo planteé como un estilo de vida”, expresó Cáceres.

Hasta que en 2013 viajó a Noruega por invitación de la referente mundial de este tipo de perros, Sigrid Ekran. 

La idea era quedarse apenas tres meses, pero su estadía se extendió casi dos años. A cambio de casa y comida, Miguel preparaba a los animales. “Si bien son atletas, hay que alimentarlos con balanceado premium, carne de pescado, pollo y vacuna, al igual que aceites esenciales. También tienen que jugar, correr, andar sueltos. Mi misión era cuidarlos y mantenerlos felices. Con todo eso salieron campeones dos años seguidos”.

Dejó Buenos Aires, vive en Ushuaia y viajará a Alaska para correr el mundial de Trineos

Esa experiencia en el exterior le cambió la vida. Criados de esta manera los animales rinden más: en ese tiempo los trofeos se multiplicaron. “Tienen una rutina como la de cualquier maratonista, con ejercicios de fuerza para su musculatura y resistencia. También hay una preparación de adiestramiento para darles las órdenes precisas, y la psíquica. Sin embargo, la más importante es la confianza que se genera entre la manada y el que los conduce”, admite.

Con todo lo aprendido, regresó al país y formó el Equipo Tres Cuartos. “Volví de Noruega con tres perros: Mancu, que viajó conmigo desde la Argentina, y otros dos que me regalaron”.

La competencia esta por comenzar, se disputará en septiembre. Miguel tiene todo listo y su equipo también. A Alaska viajarán Mancuello -es el capitán-, Shima, Merlín, Kronos, Luz, Drake, Menjunje, Puchaki, Alegría, y Watzon.

Dos escollos aún debe sortear Miguel para convertirse en el primer representante de Sudamérica. La primera, previsiblemente, es el precio de la divisa norteamericana, que complica su viaje: debe reunir 16.000 dólares para cubrir los costos del pasaje y la comida de todos. Como no dispone de ese dinero abrió una colecta abierta para quien quiera ayudarlo a cumplir el sueño de su vida.

El segundo es clasificar completando tres carreras de 400 kilómetros para demostrar que puede resistir a las condiciones extremas que enfrentará.

Para eso, hace dos meses cambió su cabaña por una carpa que permite ser calefaccionada en la montaña. “Es parte del entrenamiento para la carrera”, dice. Metódico, tiene una rutina armada. La mañana empieza con un desayuno de alto contenido energético calculado estratégicamente dos horas antes de que empiece el movimiento, a partir de ese momento salen a caminar o correr por los bosques nevados. Luego hidratación, descanso y otra comida potente.

“Esta es mi vocación, todo lo hago desde el amor por la naturaleza y mis perros, que son mi familia... Correr es solo una parte de eso”, concluye Miguel, que viajará de un confín del mundo a otro.

Dejó Buenos Aires, vive en Ushuaia y viajará a Alaska para correr el mundial de Trineos