Posiblemente, lo más llamativo del momento actual sea que tantas voces hayan permanecido tan calladas durante los cuatro años que duró su gestión presidencial.

De algún modo se podía prever que la decisión política del presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), Gianni Infantino, de nombrarlo al frente de la Fundación del organismo, iba a generar rechazo entre los dirigentes deportivos, ya que Mauricio Macri hace más de una década que no ejerce cargo alguno en un club. Se sabe que sus años en Boca fueron los mejores de la historia 'Xeneize'.

Pero el "trampolín" de La Boca lo lleva ahora a este lugar, provocando las críticas que van desde la Superliga, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), y los dirigentes de los principales clubes. Desde Rodolfo D'Onofrio hasta Marcelo Tinelli.

Del presidente de River se sabía que su oposición extendía al superclásico. De hecho su vínculo con Juan Carr lo llevó a abrir las puertas del club de Nuñez en el crudo invierno porteño, para ofrecer un lugar donde comer y dormir a personas en situación de calle.

Lo del flamante titular de San Lorenzo también tiene tintes políticos. Su oposición, en los últimos tiempos, tuvo mayor visibilidad en la designación, de parte de Alberto Fernández a Matías Lammens, su antecesor en el club de Boedo, como ministro de Deportes y Turismo de la Nación.

Mientras tanto, la sorpresa llegó con casi el único aval en el mundo del deporte, más allá de Infantino. Se trató de un twett de Guillermo Barros Schelotto, entrenador de Boca hasta fines de 2018 y figura de aquel proceso macrista en el "Azul y Oro".

Se trata del DT cuyo último partido oficial dirigido fue la final de la Copa Libertadores, perdida ante River el 9 de diciembre de aquel año.

Guillermo Barros Schelotto on Twitter