Era el encuentro para coronar un año que para Boca será difícil de igual. El femenino, que se había convertido en el primer equipo en alcanzar la final de la Copa Libertadores, jugó de igual a igual ante Palmeiras, que aprovechó las situaciones favorables y terminó levantando la Copa. Fue 4-1.

Boca no bajó los brazos nunca, jugó hasta el pitazo final con la entrega que se había propuesto, pero no logró siquiera achicar la diferencia. 

De todas maneras, las jugadoras del conjunto argentino se fueron de Quito con mucho orgullo por haber llevado al fútbol femenino argentino por primera vez al partido decisivo del máximo torneo continental (además, fue el primero en eliminar a un rival brasileño en los 90 minutos, 2-1 a Corinthians, en cuartos) y embolsaron un suculento premio de 500.000 dólares.