De pronto, su condición de equipo de barrio había adquirido dimensión nacional. Los objetivos de Racing de Nueva Italia eran limitados, a la par de sus recursos económicos y de lo que se podía suponer de sus recursos humanos, tal vez mentalizados para sólo hacer una buena campaña y darse, sin más, por satisfechos.

Lo cierto es que La Academia cordobesa inició el campeonato Nacional 1980 con expectativas breves. Sin embargo, el curso del torneo le fue deparando muchas más alegrías que sinsabores. Su protagonismo en una de las zonas en las que estaban divididos los equipos lo llevó a luchar en la última fecha de la primera fase por la posibilidad del pasar a los cuartos de final. Un 5 a 1 a Racing de Avellaneda en el estadio Miguel Sancho fue determinante; no dejo margen para dudas. El impensado objetivo se había cumplido.

El siguiente paso fue Argentinos Juniors, sin Diego Maradona, convocado a la selección nacional para jugar el Mundialito, un torneo que un mes después se iba a jugar en Uruguay, en el que iban a participar todas las seleccionados ganadoras de la Copa del Mundo.

Esa circunstancia fue aprovechada al máximo. Un 1 a 1 de visitante y un 3 a 1 de local ubicaron al equipo dirigido por Alfio Basile en las semifinales del certamen. El próximo escollo era nada menos que Independiente, con buena parte de los jugadores que dos años antes, un 25 de enero de 1978, había enmudecido barrio Jardín al ganarle el Nacional 77 al club atlético Talleres.

El estilo frontal y muy ofensivo de ambos equipos se tradujo en muchos goles. Racing jugó su mejor partido del campeonato en el partido de ida cuando goleó al "rojo" por 4 a 0. La revancha fue ardua, muy áspera, realmente intensa. El  5 a 3 a favor no le alcanzó a los de Avellaneda y depositó a Racing en una final impensada.

Del otro lado aparecía Rosario Central, con ganas de sumar su tercer título nacional. El primer partido fue determinante. Hasta los 15 minutos del segundo tiempo Racing sostenía un 1-2 que le daba muchas chances de revertir en Córdoba.  Sin embargo, los últimos 30 minutos fueron letales. Tres goles más del equipo rosarino establecieron una diferencia que el 2 a 0 conseguido por los albicelestes en el Chateau Carreras no fue suficiente para dar vuelta. El esfuerzo no alcanzó. Y la ilusión terminó con el último pitazo de Teodoro Nitti, árbitro del encuentro. El estadio cordobés, repleto y con banderas de todos los clubes de Córdoba, no pudo festejar lo que hubiera sido una grata y enorme sorpresa.