Hubo incidentes y represión fuera del estadio Metropolitano de Barranquilla, poco antes y durante el partido entre Colombia y Argentina.

Se sabía que algunos hinchas no querían que se jugara el partido, incluso se había convocado por redes sociales. Los manifestantes agredieron a la policía y ésta respondió.

El operativo de seguridad incluyó la participación de 4.500 agentes, drones y helicópteros, por amenazas de barras de tratar de impedir el juego. Aunque el único intento de bloquear el paso fue a varias cuadras del estadio. 

Previamente, la policía incautó bombas incendiarias, molotovs, de dos viviendas de Barranquilla, con las que se pretendían provocar incidentes en la previa del partido.