La expectativa por una velada de boxeo en vivo y el miedo a la pandemia de coronavirus firmaron un “empate” en Nicaragua, ya que por un lado la velada se desarrolló sin problemas, pero por otro no atrajo al público esperado a pesar de la promoción gubernamental, que incluyó entrada gratuita.

El espectáculo, que llamó la atención más por la controversia de realizarse en medio de la pandemia que por la calidad de los boxeadores, destacó por las medidas sanitarias antes y durante el evento en el que se guardó un minuto de silencio por las víctimas de COVID-19 en el mundo.

En la pelea estelar, Robin Zamora se impuso por puntos frente a Ramiro Blanco por decisión unánime, y entre los presentes estuvo el tetracampeón mundial Román Chocolatito González.

Casi todos los boxeadores desfilaron desde los vestuarios hacia el cuadrilátero con barbijos en sus rostros, y solamente se las quitaron cuando iniciaban los combates, algo inédito en el boxeo internacional.

Las mascarillas también fueron utilizadas en todo momento por los asistentes de los púgiles, quienes además cubrieron sus manos con guantes de látex. La mayoría de los árbitros, así como el presentador, también subieron al ring con sus barbijos.

RESTRICCIONES

Previo al inicio de la velada, cada persona que ingresó al Polideportivo Alexis Argüello, en Managua, lo hizo con un barbijo y debió desinfectar las suelas de sus zapatos en una alfombra con cloro, así como sus manos con alcohol.

Las personas que registraron temperaturas corporales sobre los 37 grados fueron rechazadas.

Adicionalmente, los visitantes fueron obligados a mantener el distanciamiento social de al menos un metro y medio, incluso en las butacas, tal como había anunciado el promotor de la velada, el exbicampeón mundial de boxeo Rosendo Álvarez.