Estamos asistiendo a la crónica de un desenlace anunciado. Más allá de la rica historia de Messi en el Barcelona, existen una cadena de razones que motivaron al argentino para terminar su carrera lejos de la institución que lo vio nacer. 

El primer indicio está relacionado con el crack brasilero Neymar. Luego de tomar la determinación de irse del Barsa en el 2017, el jugador de la Selección de Brasil rápidamente se dio cuenta de su error y comenzó a emitir señales para regresar. Sobre todo extrañaba a su amigo Lionel. Messi intercedió el año pasado e hizo todo lo posible por su reincorporación. Barcelona expresó en ese momento que redobló los esfuerzos por cumplir el anhelo de ambos, pero que no pudo ponerse a tiro con las exigencias del PSG. El argentino llegó a declarar literalmente: “Sinceramente, no sé si el Barça hizo todo lo posible para su regreso. Pero es cierto que negociar con el Paris Saint-Germain no es fácil”.

El segundo golpe fue la determinación reciente de Ronald Koeman de no tener en cuenta a su amigo Luis Suárez. Sobre todo las formas del flamante entrenador holandés, avisándole la noticia al uruguayo por celular. Encima el 10 no se ha sentido cómodo en ningún momento con Griezmann ni Dembelé, sólo por citar otros delanteros del equipo. 

Tampoco Messi estuvo de acuerdo con el abrupto desenlace del entonces técnico Ernesto Valverde. Criticó contundentemente las declaraciones del francés Eric Abidal, que se había quejado del profesionalismo del vestuario blaugrana.  Situación que se potenció con la determinación de la directiva de contratar como su reemplazo a Quique Setién. Su malestar fue indisimulable y el desenlace en Lisboa, en la afrenta contra el Bayer, la gota que rebalsó el vaso. 

Tampoco jamás congenió con el actual presidente Josep Bartomeu. Cuando el club, en plena pandemia, propuso al plantel un acuerdo de rebaja salarial, hubo directivos que hicieron llegar a los medios críticas a los jugadores por la tardanza en aceptar la rebaja de sueldo, algo que hicieron antes otros clubes como, por ejemplo, la Juventus. 

Más allá de las formas del desenlace, todo parece indicar que la relación entre el club y el jugador está completamente rota y la crisis se profundiza minuto a minuto. El presidente del Barcelona tiene en el horizonte más cercano otro triste récord. Al 8-2 frente al Bayer, se le suma ser el responsable de la amarga y triste partida del jugador más importante de la historia del Barcelona.