La SF-24 mantiene al rojo como color predominante, aunque con la fibra de carbono a la vista en varios sectores. Además, suma líneas en blanco y amarillo, otras de las tonalidades clásicas de la marca. Uno de los principales detalles que la diferenciará de su antecesora es que el halo irá pintado de rojo, lo que no sucede desde 2018.

En el SF-24, Ferrari se han rediseñado distintas áreas, entre ellas el frontal del monoplaza, las suspensiones y los pontones y que busca ser menos quisquilloso, más versátil y fácil de conducir que su antecesor. Sobre todo, en las tandas largas de vueltas, el parámetro sobre el que se cimentan las opciones de cualquier estructura. 

“Este año debemos empezar en el punto en que lo dejamos la temporada pasada, etapa en que estuvimos en cabeza en casi todo momento. La idea es mejorar en todos los ámbitos”, resumió Fred Vasseur, el director de la formación. 

“El SF-24 debería ser menos sensible y más fácil de conducir para nosotros, que es realmente lo que necesitamos los pilotos”, comentaba Leclerc, después de una sesión de simulador. “Espero que este coche suponga un paso adelante en distintas áreas. Por la impresión que me dio el simulador, creo que estamos donde queremos estar”, remachó.

Independientemente de los números que pueda acumular, el SF-24 también pasará a la historia como el último Ferrari anterior a la era de Lewis Hamilton.