Hoy es un día de luto para el hincha de River Plate. Y particularmente para aquellos que tuvieron la posibilidad de verlo jugar a Amadeo Carrizo, un gran arquero, ídolo del club, quien entre los años 50 y 70 marcó una época defendiendo los colores del club millonario.

Amadeo nació en Rufino, provincia de Santa Fe y se desarrolló allí inicialmente como futbolista. Luego pasó a la entidad de Núñez, en donde defendió su camiseta en 551 partidos y en la que obtuvo siete títulos. De porte imponente, elegante para jugar, impuso un estilo en la difícil tarea de cubrir un arco demasiado grande para cualquier otro arquero. Luego de River, también atajó en Millonarios de Colombia.

Con el seleccionado argentino disputó 22 partidos y participó del mundial de Suecia en 1958, en donde el equipo albiceleste fue eliminado al caer 6 a 1 ante Checoslovaquia, siendo la peor derrota de un equipo nacional en la historia de los mundiales. Luego pudo reivindicarse al ganar con el equipo la Copa de las Naciones disputada en Brasil, en 1964.

Tal fue su envergadura y el legado que dejó, que fue considerado el mejor en el siglo XX en su puesto y el Senado de la Nación estableció que en su honor el 12 de junio fuera declarado el Día del Arquero. River lo veneraba como un patriarca, a tal punto de haberle concedido la presidencia honoraria de la institución.

Sus restos, según su voluntad, serán enterrados en su ciudad natal.